Fomento de Castellón ocupará la presidencia de Agval, sociedad que realiza la ofertamadrid. El Día D ha llegado. Los socios valencianos de Aguas de Valencia -Grupo Boluda, Banco de Valencia, Luis Batalla y Fomento Urbano de Castellón- han lanzado una oferta pública de adquisición (opa) sobre todos los títulos de la compañía, a un precio de 90 euros por acción.Hace un mes, como adelantó elEconomista, los cuatro socios anunciaron un acuerdo de accionistas por el cual habían decidido unir fuerza en la sociedad Inversiones Financieras Agval. Cada uno aportará a esta sociedad los títulos que tiene en Aguas de Valencia y que han valorado a un precio de 85 euros por acción, es decir, un precio un 5,88 por ciento inferior al que están dispuestos a pagar al resto del accionistas.El Consejo de Administración de Agval estará presidido por un representante de la sociedad Fomento de Castellón, mientras que Luis Batalla (o un representante en su nombre) ocupará la secretaría del consejo. Banco de Valencia y Grupo Boluda tendrán también sus correspondientes representantes en el máximo órgano de administración de AgvalFinanciaciónEl núcleo valenciano controla el 57,12 por ciento del capital de la compañía de aguas. Por tanto, el porcentaje máximo de capital que podría acudir a la opa será el 42,88 por ciento, cuya compra supondrá un desembolso de 75,66 millones de euros.Para garantizar el pago de esta cantidad, en el supuesto de que todos los accionistas acudieran a la oferta, Agval ha firmado un aval con Banco de Valencia que garantiza la financiación de la oferta. Además, como garantía, pignorará los títulos que adquiera en la oferta y parte de los títulos que controlan los socios valencianos, según ha podido saber elEconomista.La venta de Saur, sociedad francesa que controla un tercio del capital de Aguas de Valencia, ha sido el detonante de esta opa. Tras conocer que la firma de capital riesgo PAI Partners había abierto la puja para vender Saur, el núcleo local decidió unir fuerzas para garantizar el valencianismo de la compañía. De hecho, este acuerdo pone contra las cuerdas a la compañía francesa, ya que si vende su participación a cualquier otra sociedad, ésta tendrá enfrente a un bloque unificado que controla la sociedad y, por tanto, podría quedar fuera de la gestión del grupo.