Un joven de 23 años consigue que se elimine el 'impuesto' a la recarga que afectaba a 45 millones de usuarios italianosroma. Andrea D'Ambra es, básicamente, un italiano testarudo y perseverante. Habitante de un pequeña isla turística llamada Iscquía, estudia desde hace cuatro años en una facultad de Ciencias Políticas pero hace casi un año se convirtió en el peor enemigo de las empresas de móviles de Italia. Y les ganó. Con el estilo de un don Quijote de los tiempos modernos.Aunque probablemente este joven de 23 años no pasará a la historia como lo hizo el héroe español, la batalla que libró a favor de la abolición de los impuestos de recargas, que aplicaban las compañías de teléfonos móviles, beneficiará por lo menos a los 44,9 millones de italianos (de los más de 58 millones de habitantes al 1 de enero del año 2006), que poseen uno o más aparatos. Dicha abolición se cumplió el pasado 5 de marzo, gracias al paquete de nuevas medidas económicas y liberalizaciones que aprobó el Gobierno de centroizquierda de Romano Prodi. Unas medidas que, desde el principio, suscitaron duras protestas desde las cuatro grandes de la telefonía móvil de Italia (a saber, Wind, Vodafone, Tre y Tim). Y un paquete que, por otro lado, también recibió los aplausos procedentes de las asociaciones de consumidores.El único de la UE que cobrabaLa anomalía de Italia consistía en ser el único país de la Unión Europea en el que las empresas, de común acuerdo, cobraban costes de recargas que oscilaban entre 1 y 5 euros. Lo que "les generó un surplus de 1,7 millones de euros cada año" según el Sindicato de los Consumidores, Federconsumatori. A pesar de los intereses en juego, en el camino de los gigantes de los teléfonos móviles se cruzó un tenaz y testarudo Andrea D'Ambra que vendió cara su piel. Intentó ponerse en contacto con las asociaciones de consumidores. No recibió respuesta. Luego llamó a la Antitrust italiana. No le contestaron. Entonces, en mayo del año pasado, decidió escribir un correo a la Dirección General de la Competencia de la Comisión Europea. En aquel momento, según explicó orgulloso a elEconomista, "estaba estudiando Derecho de la Unión Europea y ya había reunido más de 300.000 adhesiones de internautas que habían visitado mi bitácora y se habían sensibilizado". "Gracias por habernos informado, examinaremos el artículo" fue la respuesta de Bruselas. Y gracias a la presión de esa institución europea llegaron los primeros resultados: la Autoridad Garante de la Competencia y del Mercado italiano (AGCM) inició una investigación y, el Gobierno de Italia, el pasado 25 de enero, decidió incluir la medida en su paquete de liberalización. Pero Andrea no ha terminado con ellos todavía: "Primero, estas nuevas medidas no prevén ningún reembolso para los usuarios. Segundo, estaremos con los ojos abiertos".