madrid. Pocos son de momento los que quieren hablar de "crisis", con todo lo que implica la palabra, en la industria nacional de componentes de automoción. No es cuestión de estabilidad, teniendo en cuenta que actualmente muchas empresas de este sector están regulando su actividad en España.Al final, las cifras son las cifras, y las últimas disponibles (de la patronal, Sernauto, del año 2005), no dejan mucho lugar a hablar de una hecatombe. Así, la industria registró un aumento de facturación del 4,8 por ciento hasta los 30.171 millones de euros. Sube la exportación, sube el suministro al mercado del recambio y baja ligeramente la facturación a los fabricantes de automóviles (ellos también redujeron ligeramente su producción ese año). Y lo más importante, que es la cara social del asunto, es que el empleo bajó en el año 2005 un 0,6 por ciento, hasta los 251.035 empleos directos.Las dudas y reticencias sobre la estabilidad de este sector viene dado por la intensa actividad de reestructuración de las operaciones de grandes empresas de componentes que se está viendo en lo poco que llevamos de año 2007. Lo cierto es que son muchas las que no tienen su estabilidad y su futuro garantizado, ni mucho menos.Este año es más complicadoEn primer lugar y la que más relevancia tiene actualmente es Delphi Automotive Systems, que está en pleno proceso de cierre de su planta de Puerto Real, con lo que podrían perderse 1.600 empleos directos y más de 2.000 indirectos, con el consiguiente impacto económico para una región, la Bahía de Cádiz, ya de por sí muy azotada por el desempleo.También está en proceso de cierre la planta que tiene SAS en Abrera, compañía que se dedica a la producción de salpicaderos para los modelos Ibiza y Córdoba de Seat y que cuenta con una plantilla de 290 personas.Hay que hablar, sin embargo, de muchos otros casos, tal y como recuerdan las organizaciones sindicales, Comisiones Obreras y UGT, como es por ejemplo el de Lear y su planta de Ávila, que se dedica a la producción de cableado y en la que en el año 2005 trabajaban 900 personas. Actualmente quedan algo más de 300 trabajadores..Otra compañía es Bosch, que está reestructurando su división Gasoline Systems y, por tanto, cerrando su planta de Alcalá de Henares. En ella 417 personas producen válvulas de inyección y filtros de combustible, y es probable que 250 sean recolocadas en otra planta que tiene en Aranjuez. Entre todas sus operaciones de automoción esta compañía emplea a 5.600 trabajadores en España. La compañía ACE Automotive Group también cerró este año su planta que tenía en Alcañiz, que afectó a 60 trabajadores, y también tuvo que recurrir a una regulación de empleo temporal que afectó a 300 trabajadores, aunque éstos no perdieron sus empleos.Hay otras compañías que aunque no cierran, sí están registrando mucho movimiento. Sin ir más lejos, la norteameriana Dana, que emplea a 2.500 personas en España (según datos de CCOO) está vendiendo algunas de sus actividades, ya que hace ahora un año que entró en suspensión de pagos, también en Estados Unidos.Los sindicatos llaman también la atención sobre otros grandes fabricantes de componentes, como es el caso de TRW que cerró hace algo más de dos años, su fábrica de Burgos de cinturones de seguridad y airbags (afectó a algo más de 300 trabajadores), y dicen que habrá que estar atento a otras como Faurecia y Cie Automotive.A pesar de todo esto, Comisiones Obreras admite que "no podemos hablar de crisis, porque los volúmenes de fabricación y venta son importantes". Sin embargo, es un sector que pide más ayudas en formación, I+D e infraestructuras. UGT, por su parte, considera que "hay que trabajar muy seriamente en el campo de la previsión". ¿Conclusión? Hay tiempo para corregir la situación, pero no sobra...