En 2006 invirtieron 11.00 millones de dólares en adquirir compañías extranjerasmoscú. "Ha llegado el momento de extender la participación de nuestras empresas en la cooperación internacional y plasmar serias iniciativas comer- ciales en el exterior". Estas palabras del presidente Vladímir Putin en una reunión celebrada el 6 de febrero en el Kremlin con los grandes oligarcas de la industria y de las finanzas avalan la progresiva internacionalización rusa en los mercados mundiales.Polyus Gold (la primera productora de oro de Rusia y décima del mundo) no perdió el tiempo: a mediados de febrero lanzó una oferta sobre al menos el 41 por ciento de la Anglo Gold Ashanti de Suráfrica, el segundo productor mundial del sector.En el punto de mira de las empresas rusas están grandes compañías de diversos sectores y países. En Italia, por ejemplo, Ajk Sistema (el holding multisectorial del multimillonario Vladímir Evtushenkov) quiere entrar en el paquete accionarial de Telecom, mientras que otras ofertas están a punto de concretarse en el sector metalúrgico, inmobiliario y turístico.Clubs de golf y minas de bauxitaDe las acerías de EEUU a los clubs de golf de Australia, de las fábricas de cátodos de China a las minas de bauxita de Guayana, sólo en 2006 los grupos financieros e industriales rusos invirtieron casi 11.000 millones de dólares en la adquisición de paquetes accionariales de empresas extranjeras de América, Europa, Asia y Africa.En la estela del boom económico de los últimos años, con tasas de crecimiento del PIB de entre el 6 y el 8 por ciento, Rusia inició recientemente una nueva fase de integración en la industria y en las finanzas mundiales, con la creciente internacionalización de algunas de sus grandes empresas, sobre todo en los sectores de la energía y de la metalurgia.Aparte de la clamorosa opa de Severstal sobre Arcelor, que fue batida por los hindúes de Mittal, han atraído la atención mundial contratos como la adquisición del grupo Evraz de Oregon Steel por 2.300 millones de dólares, o el acuerdo con Duferco por valor de 800 millones de dólares, para la constitución paritaria de la nueva Steel Invest & Financia.La proyección internacional cubrió, en 2006, un apreciable 35,4 por ciento del valor total de las operaciones de fusiones y adquisiciones realizadas por las empresas rusas, pero el proceso arrancó hace ya bastante tiempo. No en vano, el informe de la UNCTAD (Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo) sobre las inversiones mundiales de las economías emergentes o en transición coloca a Rusia en el tercer puesto absoluto en inversiones directas acumuladas en el extranjero a finales de 2005: 120.400 millones de dólares, tras los 470.000 millones de Hong Kong y los 123.000 millones de las Islas Vírgenes, y por delante de los 111.000 millones que invirtió Singapur. Todo el mundo sabe, sin embargo, que de los 123.000 millones invertidos por empresas registradas en las islas Vírgenes, muchas de ellas son de origen ruso. Por lo tanto, el dinamismo de las empresas rusas se confirma por el hecho de que, en el transcurso de los cinco años que van de 2000 a 2005, subieron del duodécimo al tercer puesto en cuanto a inversiones en el extranjero procedentes de los países emergentes.A la hora de afrontar la globalización en los mercados mundiales, además de motivos típicamente económicos, como abrirse a nuevos mercados, ampliar la propia base de materias primas y tener acceso directo a los consumidores finales, las empresas rusas también juegan con motivos de naturaleza política e institucional.Nuevas alianzasPara las grandes empresas públicas, la expansión internacional forma parte de una estrategia impulsada por el propio Putin, que declara abiertamente que quiere extender y consolidar el estatus económico de gran potencia de la Rusia moderna, sobre todo en algunos sectores donde brilla más, como la energía, la metalurgia, la industria aeroespacial y las altas tecnologías de defensa, especialmente en los aviones de combate, en los misiles antiaéreos y en las armas ligeras. La adquisición del 6 por ciento de EADS por parte del grupo bancario VTB forma parte de esta estrategia, que prevé nuevas alianzas y cooperaciones sobre todo con empresas de los países europeos.Para los grandes grupos privados, en cambio, la proyección internacional puede constituir una póliza de seguros contra una excesiva influencia en su patria de las autoridades estatales y contra la invasión del capital público, frenando, al mismo tiempo, las eventuales ambiciones y los intentos de escalada de los principales competidores rusos del mismo sector.De momento, los protagonistas de las inversiones rusas en el extranjero han sido los conglomerados del acero y del aluminio, así como los colosos del gas natural y el petróleo. En su último informe, el Boston Consulting Group señala a los siete magníficos de las empresas transnacionales rusas: Gazprom, Lukoil, Rusal, Norilsk Nickel, Severstal, Vimpelkom e incluso MTS, la empresa telefónica moscovita (activa sobre todo en las repúblicas ex soviéticas).Con todo, el grado de internacionalización de las empresas rusas sigue siendo modesto respecto a las demás grandes economías emergentes. Incluso añadiendo empresas como Evrazholding, Vneshtorgbank y NLMK, para llegar a una decena, ya en 2005 Brasil contaba con 12 empresas transnacionales, India, con 21, y China, con 44. Pero también es cierto que hay espacio para una expansión posterior, sobre todo teniendo en cuenta el potencial de las empresas rusas.