Algo no funciona y el Banco de España lo sabe. El gobernador de la institución, Miguel Ángel Fernández Ordoñez, se ha encontrado con un estrecho cuello de botella en sus planes de reestructurar las cajas de ahorros: los intereses políticos están ralentizando en exceso el proceso y llevando el calendario de fusiones más allá de un plazo razonable. Si bien el supervisor no quiere que las prisas se traduzcan en una costosa factura para el contribuyente, tampoco desea que las pugnas por retener las cuotas de poder produzcan dos indeseados efectos. El primero, que la debilidad financiera de algunas entidades sufra el riesgo de agravarse y, segundo, que Bruselas ponga pegas a las ayudas del Frob por producirse éstas cuando la banca europea las esté ya devolviendo a sus respectivos gobiernos. El Frob, el mecanismo que impulsó el Banco de España para contar con un instrumento adecuado y rápido con el que sanear el sistema financiero, aún no ha prestado fondos para una fusión cinco meses después de ponerse en marcha. Poco apoyo, además, encuentra Fernández Ordoñez en el Gobierno, más preocupado por acotar los temas sobre los que el Banco de España puede opinar que por resolver los problemas del sistema financiero. En este contexto, el gobernador ha optado por lanzar su mensaje a través de la prensa internacional y ha proclamado que existen, al menos, 15 cajas de ahorros que están abocadas a integrarse con otras, número que podría incrementarse si la crisis económica se agudiza en los próximos meses. El mensaje lanzado en las páginas del Financial Times va tanto dirigido a las autoridades autónomicas, cuyo objetivo principal es no ceder ninguna entidad financiera a otra comunidad aún a riesgo de ponerla contra las cuerdas, como al Gobierno, al que vuelve a recordar que uno de los papeles de la institución es analizar la coyuntura económica y plantear recetas. El Banco de España presiona, mientras tanto, a las cajas, para que calculen, aún antes de llegar a acuerdos definitivos, el coste que supondría su saneamiento a través de su acomodo en otra caja. Tal vez consiga Fernández Ordoñez tener una estimación antes de fin de año de la ayuda que deberá dar el Frob, pero la cuestión principal no es esa, sino si las necesarias reestructuraciones precisarán para concretarse de un puñetazo del gobernador sobre la mesa, es decir, una intervención, algo que preferiría evitar.