Denuncia la presión judicial impuesta por los laboratorios innovadoresmadrid. Los fabricantes de medicamentos genéricos están que trinan. Su patronal (AESEG) denunció ayer que España es uno de los países en donde se producen mayores retrasos a la hora de lanzar nuevos fármacos genéricos al mercado. En concreto, pasan de media 14 meses desde que expira la patente del medicamento original hasta que sale la copia en el mercado español, frente a los siete meses que de media tarda en Europa. Una de las razones apuntadas ayer por Aeseg para explicar este retraso es el elevado número de litigios abiertos en los tribunales a cuenta de las patentes farmacéuticas, que enfrenta a los fabricantes de copias con los propietarios de las patentes. Hasta 70 pleitos se han presentado entre 2000 y 2007, que tardan en resolverse una media de casi cuatro años. En el 62 por ciento de los casos, la sentencia cae del lado de los genéricos. El director general de AESEG, Luis Ángel Rodríguez de la Cuerda, cree que el Gobierno está actuando de "mero observador" en este conflicto de patentes y lamentó que la estrategia de "hostigamiento judicial" aplicada por los laboratorios innovadores esté "frenando la salida al mercado de fármacos" que son un 30 por ciento más baratos que los que pierden su patente e "impidiendo que el sistema de salud ahorre mucho dinero en tiempos de crisis como éstos". Adiós al ahorro El informe final de la investigación abierta por la Comisión Europea sobre el sector apuntó el pasado mes de julio que los Estados miembros dejaron de ahorrar por estos retrasos un cantidad cercana a los 3.000 millones de euros. Para relanzar el sector de genéricos en España, que actualmente tan sólo tiene una cuota de mercado del 6,5 por ciento, los fabricantes se reunieron ayer con el Ministerio de Sanidad para reclamar "la fijación automática del precio y el reembolso público" en las copias genéricas. Otra medida defendida por el sector para promover su uso entre la población es la implantación del "copago asimétrico", con el fin de que los ciudadanos paguen menos por el genérico que por los fármacos de marca.