El laboratorio Gikesa potencia su actividad investigadora con su nueva sedeBilbao. En norte de España es habitual ver cómo los colegios de Aparejadores Técnicos son los promotores de laboratorios de ensayos oficiales para certificar la calidad de los proyectos constructivos y sus materiales. Es así como nació Gikesa hace dieciseis años en San Sebastián, proyecto que avanzó mucho más allá y que hoy incorpora además un centro de investigación. Actualmente, Gikesa controla la seguridad y calidad de unas 300 obras y construcciones. Entre las más emblemáticas se encuentran las del Teatro Victoria Eugenia o el Aquarium de Donostia. En sus orígenes Gikesa estaba compuesto por un equipo de cinco profesionales y hoy día se aproxima a la treintena. Este crecimiento, así como la potenciación del área de I+D, que canaliza a través de la asociación sin ánimo de lucro Eraiker, motivó su traslado y ubicación en la nueva sede inaugurada ayer en San Sebastián. Se trata de un proyecto que ha supuesto una inversión de 2,5 millones, con el que se han incorporado cuatro laboratorios (Materiales, Medio Ambiente, Viales y Hormigón), así como una sala insonorizada y una cámara húmeda informatizada para el curado de las probetas de hormigón.La características más específicas de Gikesa, según destaca Milagros Losañez, radica en la existencia de una unidad propia de investigación, Eraiker, que desde hace una década centraliza los proyectos de investigación que promueve el Colegio de Aparejadores.Eraiker está integrado en la Red Vasca de Tecnología que, promovida por el Gobierno vasco, coordina y potencia la investigación que se hace en el País Vasco. Eraiker se ha especializado en proyectos relacionados con el medio ambiente. En esta línea, Milagros Losañez, destaca cómo de cara al futuro uno de los mayores retos del sector de la construcción será "la reutilización de los residuos", en base a todas las nuevas reglamentaciones que van surgiendo en relación con el medio ambiente y el desarrollo sostenible.