España no es un país que se caracterice por su especial sensibilidad hacia la protección del medio ambiente. Así que un automóvil cuya principal virtud sea esa no parece que disponga del mejor argumento de venta. Pero si al posible comprador se le cuenta que, además de contaminar muy poco, no va a gastar mucho dinero en combustible, seguro que presta más atención. El Toyota Prius, que en latín significa "adelantado a su tiempo", es el nombre de un vehículo híbrido que destaca por el silencio de marcha y el mencionado bajo consumo. Además del tradicional motor de explosión, dispone de una batería de níquel-hidruro para suministrar potencia y una transmisión controlada eléctricamente. No está pensado para realizar una conducción deportiva ni para bruscos cambios de ritmo. Lo mejor de él se obtiene cuando prima la calma. Su hábitat es la ciudad y su especialidad, el tráfico diario. La segunda generación del Toyota Prius, en 2004, supuso una mejora respecto al modelo original, que contaba con una línea poco atractiva y un rendimiento limitado. Ahora, el Prius 2006 llega más lejos al recibir refuerzos en la carrocería y el chasis. Al mismo tiempo, se suavizan las suspensiones tras modificarse el recorrido de los amortiguadores. Rejilla cromadaDel diseño exterior se han transformado los faros y los grupos ópticos traseros. Se incluye una rejilla frontal cromada y se ha optimizado la aerodinámica a través de pequeños deflectores delante de las ruedas, con el uso de una mayor cantidad de materiales aislantes y con una mejor cobertura interna del capó. Para alcanzar el mismo fin, también se ha realizado un trabajo eficaz en toda la zona inferior, que ha conseguido que el aire pase con mayor fluidez por los bajos del coche. Pero esta última ventaja ha tenido que pagar un peaje: su extraña silueta en forma de cupé y la escasa visibilidad posterior motivada por el spoiler que divide en dos la luna trasera. Además, se ha reprogramado la dirección asistida eléctrica, que ahora resulta más precisa. Ponerse al volante del híbrido de Toyota es una experiencia peculiar. Al accionar el freno y el botón Power, el coche se pone en funcionamiento en total silencio. Debemos buscar la palabra Ready en el cuadro de instrumentos para saber que podemos iniciar la marcha. En el interior, lo primero que llama la atención es su amplitud y luminosidad. El asiento del conductor queda demasiado elevado respecto a la posición del volante, pero ambos se pueden regular en altura. Detrás dispone de bastante espacio para las piernas, pero la altura es escasa para quien supera el 1,80 de estatura. Los huecos abundan en el habitáculo y destacan el inmenso apoyabrazos delantero y la guantera doble. En el salpicadero se ha cambiado el cuentakilómetros por otro más visible. El volante es ahora de cuero y se ha rediseñado la pantalla táctil central, que incorpora un navegador, opcional, con mejor definición. El equipamiento del Prius supera al de sus competidores, pues comprende, entre otros elementos, la citada pantalla táctil, un climatizador dual, los sistemas de acceso y arranque sin llave y un completo ordenador de viaje. La impresión visual de los materiales y la terminación son correctas y a la altura de los coches de igual categoría. Seguridad resueltaEn el terreno de la seguridad está muy bien equipado: cuenta con nueve airbags, el ABS con distribución electrónica y un asistente a la frenada de emergencia, el programa dinámico de estabilidad (VSC) y el control de tracción. En la parte trasera se ha conseguido compatibilizar la presencia de la batería eléctrica con la posibilidad de abatir el respaldo. En el maletero, con una capacidad razonable para el tamaño del coche, el plano de carga más elevado es cómodo para depositar objetos ligeros.La respuesta mecánica es satisfactoria en cualquier lance del tráfico. Cuando circulamos muy despacio o maniobramos, es el motor eléctrico el que propulsa al coche. También podemos usarlo en exclusiva por tiempo limitado y siempre que no se superen los 50 km/h. La parada del motor cuando el Prius se detiene y la preponderancia del propulsor eléctrico a baja velocidad hacen posible un gasto de combustible que no admite comparación con ningún automóvil de gasolina de su categoría.En recorridos con mucho tráfico puede registrar consumos de menos de cuatro litros. En ciudad suben hasta los seis porque las arrancadas continuas pasan factura. Además, el gasto crece en proporción directa al aumento de la velocidad. Al imprimir un crucero superior a 140 km/h poco puede hacer el motor eléctrico para ayudar al de gasolina: tenemos un motor de 1.5 que gasta como cualquier otro de su misma cilindrada.