El vicepresidente niega que las plataformas de banca en Internet de la CECA violen la libre competencia comunitariabruselas. Tras arrojar dudas en noviembre sobre la compatibilidad del sector de las cajas de ahorros con el derecho comunitario y sobre sus posibilidades de expansión por Europa, Pedro Solbes se aplicó ayer en desmontar los nubarrones que él mismo pintó de gris. Y lo hizo ahora que los interrogantes han llegado al corazón de Bruselas.El vicepresidente económico explicó que Bruselas no entra en si las empresas son privadas o públicas. Descartó que las cajas españolas estén recibiendo ayudas públicas ilegales como fue el caso de las garantías disfrutadas por las cajas alemanas. "El problema que ahora se está suscitando es si las plataformas compartidas restringen la competencia", apuntó antes de asegurar: "Tengo la sensación de que si en España hay un mercado en el que existe competencia es el de los servicios financieros". Y concluyó: "Mi percepción es que hay una clara competencia entre las cajas, aunque compartan plataformas". La liberal holandesa Neelie Kroes, comisaria europea de Competencia, tiene previsto presentar hoy las conclusiones de una investigación sobre la banca minorista. Si no agua su informe a última hora, también expresará su desconfianza ante las cajas de ahorros, como ayer adelantó elEconomista. Considera contrario a la competencia que en Francia y Alemania no salgan de sus regiones para competir entre ellas (lo que no es el caso en España); y que se alien para, entre otros aspectos, compartir información y coordinar sus plataformas de banca en Internet. Esto último sí afecta a las cajas españolas que, a través de la Confederación Española de Cajas de Ahorro (CECA), comparten su plataforma de e-banking.Investigaciones y expedientes Bruselas deberá decidir en las próximas semanas si tiene pruebas suficientes para abrir expedientes, o sospechas fundadas para lanzar investigaciones más concretas. En el caso del sector eléctrico, una investigación parecida a la que hoy se presenta desencadenó inspecciones por sorpresa en la sede de, por ejemplo, el gigante alemán E.ON.