Los buenos resultados no suavizan la tensión en la junta de accionistas y el presidente dice que el asunto se esclareceráberlín. Las disculpas de la directiva de Siemens no fueron suficientes ayer para calmar los ánimos de los principales accionistas del grupo. Ni los buenos resultados ni las mejores palabras, suavizaron la tensión en la junta anual de accionistas que se celebró ayer en Múnich después de los escándalos que vienen acompañando a la empresa en los últimos tiempos. "Lo que ha ocurrido se esclarecerá. Estas sucias prácticas no tienen cabida en nuestra empresa y haremos todo lo posible para que no se repitan en el futuro", así comenzaba el presidente, Klaus Kleinfeld, su intervención. Le seguía Heinrich von Pierer, presidente del consejo de vigilancia de Siemens, que pidió disculpas por los fallos cometidos e insistió en que siempre ha luchado contra la corrupción y lo seguirá haciendo. Von Pierer anunció también que él mismo dirigirá la comisión especial que investigará la desaparición de los entre 200 y 400 millones de euros, que se produjo con él al frente del consejo de vigilancia. Pero no fue suficiente. "La empresa va de escándalo en escándalo", decía poco después Daniela Bergdolt de la Asociación alemana de protección del accionista (DSW) que representa a unos 12.000 accionistas en Múnich. Tanto la DSW como otros grupos se negaron a exculpar a la directiva de Siemens del escándalo ya que consideran que deben hacerse responsables de los déficits de control de la empresa y aseguran que se ha reaccionado despacio y mal. Aunque los datos presentados por Siemens superaron las expectativas de los analistas, Kleinfeld anunció un descenso de un 16 por ciento en los beneficios del primer trimestre del año fiscal 2006-2007, que ascendieron a 788 millones de euros, lo que el presidente de Siemens atribuyó a la multa impuesta ayer por la Comisión Europea. Como contrapartida, los beneficios operativos del grupo subieron un 51,4 por ciento hasta los 1.631 millones de euros.