Las autoridades británicas le han dado un ultimátum para lanzar la opa. Si no, quedará fuera de juego hasta noviembreMADRID. Se acaba el tiempo. Ayer, las autoridades británicas se plantaron y dieron un ultimátum a Ferrovial: o lanza su oferta sobre BAA, la mayor compañía de aeropuertos del mundo, antes de las doce de la mañana del próximo 24 de abril, o tira la toalla.Los británicos llaman a esta orden put up or shut up, algo así como hazlo o cállate. Un dictamen habitual en procesos encallados como éste. Ferrovial anunció su intención de adquirir BAA hace mes y medio, el pasado 8 de febrero. Desde entonces, la británica ha bailado en bolsa al ritmo de los rumores y la especulación. Un lucrativo movimiento que le ha permitido revalorizarse un 27,78 por ciento, hasta colocarse en 837 peniques por acción.Ferrovial ha optado por mantener sus labios sellados ante este aluvión de especulaciones. Ni la posible contraoferta de Macquarie, un viejo conocido del grupo español, con quien se ha aliado en importante contratos, ha conseguido moverle de sus posiciones. Excepto ayer. La compañía rompió su tradicional mutismo para afirmar que el ultimátum británico entraba en sus planes. "Nos sentimos cómodos dentro de este plazo", dijo un portavoz de la compañía. "Seguimos hablando con los accionistas de BAA y barajamos todas las opciones: elevar la oferta, mantener la actual o retirarnos", añadió.Si Ferrovial desiste en sus planes, puede volver a intentarlo pasados seis meses, según las reglas de juego británicas. Llegar a un acuerdoA pesar de las crecientes dificultades, el objetivo de Ferrovial es llegar a un acuerdo con el consejo de administración de la británica. Una posibilidad que, por el momento, parece más que compleja. Sobre todo, a tenor de la zancadilla que hizo al grupo español el viernes pasado.Ese día, la constructora envió un pliego con la oferta (810 peniques o 11,17 euros por acción), ofreciéndose a llegar a un acuerdo y detallando una serie de requisitos que podrían mejorar la propuesta económica. En vez de negociar, los responsables de BAA prefirieron hacerla pública y acompañarla de un interesante anexo: la rechazaban por barata. Los más de 12.600 millones de euros que Ferrovial está dispuesta a pagar se quedaron cortos. Al menos, deberá superar la barrera de los 13.000 millones para ganarse el afecto del consejo.A pesar de este desplante, el grupo español sigue interesado en llegar a un acuerdo. Razones no le faltan, ya que las opas hostiles desgastan mucho y, en demasiadas ocasiones, no llegan buen puerto.La historia se repiteEn Reino Unido, cuando una compañía está interesada en lanzar una opa sobre otra sociedad cotizada, debe comunicarlo a las autoridades. Entonces, se crea un grupo de expertos, bautizado como takeover panel, que desde ese momento vigila la operación.En cuanto vislumbra cualquier amago de filtración, obliga al potencial comprador a comunicar públicamente sus intenciones. Esto fue lo que ocurrió a Ferrovial el pasado 8 de febrero. Nada más conocerse la noticia, los títulos de BAA se dispararon, hasta cerrar con una disparada subida del 14,89 por ciento. El mismo takeover panel es quien, ahora, ha impuesto el plazo de un mes para tomar una decisión.Una medida que también tomó en la oferta lanzada por Macquarie sobre la Bolsa de Londres. En aquella ocasión, le dio un plazo de tres semanas para optar por una u otra salida. La australiana terminó ofertando por el corazón de la City, pero los inversores desecharon su propuesta.