A cambio, la aerolínea española tendría que asumir parte de la deuda del fondo de pensionesEl agujero económico ya alcanza los 4.200 millones de euros en una reciente valoraciónmadrid. British Airways quiere empezar con buen pie su relación con la nueva cúpula directiva de Iberia, presidida desde el pasado jueves por Javier Vázquez, y busca calentar una operación de fusión que se había quedado estancada tras un año de negociaciones. "La aerolínea británica estaría dispuesta a aceptar una ecuación de canje cercana a la paridad, incluso un 50/50", según explican a este periódico fuentes cercanas a las negociaciones. Así se lo ha transmitido al primer accionista de Iberia, Caja Madrid, que controla el 23 por ciento del grupo español. Esta decisión supone un acercamiento de posiciones y un viaje en el tiempo a febrero de este año, cuando las negociaciones estaban muy avanzadas. En ese momento, la compañía presidida por Willie Walsh veía con buenos ojos una ecuación de canje en la que controlara el 55 por ciento y su socia española, el 45 por ciento restante. Ahora, el valor en bolsa de ambas compañías es menos beneficioso para Iberia, pero hay otros datos objetivos que vuelcan la balanza cada vez más hacia la aerolínea española. Uno de ellos es el agujero económico del fondo de pensiones, que cada mes va creciendo exponencialmente y es una losa que quita el sueño a British Airways. En una reciente valoración, la aerolínea británica ya lo sitúa en los 4.200 millones de euros, pero habrá que esperar a septiembre para tener otro dato de esta deuda y en la aerolínea británica se temen que todavía será peor. Pero la generosa oferta del gigante aéreo con sede en Heathrow tiene truco, ya que Iberia tendría que asumir su parte proporcional de ese agujero económico, algo que podría ser un inconveniente para cerrar la operación. Si se salvara el obstáculo de la valoración de las compañías, quedarían sobre el tapete otras cuestiones estratégicas como los órganos de Gobierno y el reparto de las sedes del nuevo grupo. Presidencia y sede Ambas cuestiones podrían también dejar de ser un problema porque en este nuevo esquema, que goza con el beneplácito de British Airways, la sede financiera podría situarse en Madrid, mientras que la sede operativa iría a Londres. A Iberia también le podría tocar en suerte la presidencia del holding (que en las negociaciones se está denominando técnicamente topco). Esta sociedad estaría por encima de ambas aerolíneas, que seguirían teniendo su actual estructura. El consejero delegado de este holding caería en manos de British Airways. Aquí podría llegar otro punto de conflicto porque ¿quién elegirá Iberia para ser presidente de este holding? ¿Sería una salida airosa para Blesa tras su más que posible marcha de la presidencia de Caja Madrid después del verano? ¿Se apostará por un cargo con peso y perfil político en España y con prestigio internacional? ¿Será el propio Antonio Vázquez, nuevo presidente de Iberia, el que también ocupe ese relevante puesto? A día de hoy, nada está decidido sobre quien cubriría ese cargo tan ansiado. Lo único cierto es que Vázquez quiere acelerar las negociaciones lo más posible para intentar cerrar el proceso. Fuentes conocedoras del relevo explican a elEconomista que la salida de Fernando Conte se precipitó porque el propio Antonio Vázquez pidió realizar el relevo "cuanto antes para ponerse manos a la obra". De hecho, la primera intención es que Conte hubiera abandonado Iberia en septiembre, después de conocer la valoración de la deuda del fondo de pensiones de British Airways, pero los acontecimientos han adelantando su salida dos meses. El pasado viernes, la Comunidad de Madrid se desmarcó del proceso de cambio en la cúpula de Iberia. Pese a este alejamiento oficial, el equipo de Esperanza Aguirre sigue muy de cerca la fusión porque, entre otras cosas, quieren saber qué papel jugará la T-4 de Barajas en el nuevo gigante aéreo. Se supone que tras la fusión, se convertiría en el gran centro de operaciones de la nueva British-Airways para los vuelos entre Europa y Latinoamérica. Los pasajeros que el socio británico de Iberia traería a Madrid, impulsarían más al aeropuerto. .