Julio Martínez provenía de turismo y Pablo Morera de explotación aeroportuariamadrid. Los graves fallos en la gestión de Air Madrid tenían su origen en la propia organización de su estructura empresarial. Julio Martínez y Pablo Morera, los dos gerentes de la compañía presidida por José Luis Carrillo, no tenían ninguna experiencia en el negocio de las aerolíneas. Tradicionalmente, el gerente de una línea aérea es un cargo de gran responsabilidad, sobre todo en el aspecto económico y empresarial de la compañía. Además de ser el máximo interlocutor entre Air Madrid y Aviación Civil es el primer responsable de la empresa en situaciones límite como es ahora el caso del concurso voluntario de acreedores.El caso de Julio Martínez ha sorprendido siempre al sector. Martínez es un gran experto en el negocio turístico. De hecho, antes de llegar al terreno de las aerolíneas trabajó en Travel Plan, una mayorista especializada en viajes y cuyos vuelos están operados por Air Europa.Julio Martínez lleva en el cargo desde el momento en el que se fundó la compañía, en enero de 2004. Lo fichó Herminio Gil y vivió toda la etapa de constitución de Air Madrid. La sorpresa llega cuando José Luis Carrillo compra el cien por cien de la compañía y decide que Julio Martínez continúe siendo el gestor de la empresa pese a no ser del nuevo equipo.Cambios en vísperas del cierrePero si extraña fue la continuidad de Julio Martínez en Air Madrid, más curioso fue su relevo como gerente, hecho público el martes 12 de diciembre, sólo tres días antes que la aerolínea anunciara la suspensión de sus vuelos.En esta reorganización, Pablo Morera releva a Julio Martínez en el cargo, aunque éste último continúa como vicepresidente de la compañía. Morera es un viejo conocido del sector ya que proviene de AENA, pero no del negocio de los aviones sino del terreno de la explotación de los aeropuertos.Antes de acceder al cargo de gerente de Air Madrid, Morera había ocupado desde mediados de 2005 la dirección del área operativa de la compañía aérea española."La lectura que se hizo del relevo de Martínez por Morera fue que Carrillo quiso quitar de en medio a una persona de confianza y poner a alguien más cercano a Fomento en unos momentos tan delicados como la crisis del pasado mes de diciembre", aseguran fuentes cercanas al proceso.Y ¿por qué Morera era un mejor intermediario entre Air Madrid y el ministerio? La respuesta es sencilla: la relación sentimental que une a Pablo Morera y María Eugenia Llorens Beltrán de Heredia, subdirectora general de explotación de transporte aéreo. "Pudo ser una decisión estratégica de Carrillo para apaciguar los ánimos entre la aerolínea y Fomento", explican desde Air Madrid.Morera comenzó en el negocio de explotación de AENA y después se lanza a la aventura empresarial y crea en la década de los noventa Scandinavian Systems Airlines Trading, una empresa especializada en handling. Desde el entorno de los inspectores de Aviación Civil también se piensa que la gerencia ha tenido mucha culpa de la situación final de la compañía. "La gestión de Air Madrid ha sido nefasta. Han pensado primero en el dinero y la rentabilidad y después en la aerolínea", aseguran.Gran diferencia en la gestiónLo cierto es que la experiencia de gestión en Air Madrid ha sido un desastre. Si se comparan los profesionales elegidos por José Luis Carrillo y los que operan en otras aerolíneas españolas la diferencia es bastante evidente.En el caso de Air Europa, por poner ejemplo, no existe como tal la figura de gerente pero la persona que realiza unas funciones similares es María José Hidalgo, directora general de la aerolínea desde noviembre del año 2002 e hija del presidente de Air Europa, Juan José Hidalgo. Antes de llegar al puesto ha pasado por varios puestos en la compañía. En Iberia ocurre algo parecido. El cargo que se podría comparar con el de gerente es el de Enrique Dupuy, director financiero y de estrategia corporativa, con una experiencia de décadas."No son los únicos caso, es la lógica promoción interna de muchas aerolíneas. La gerencia de Air Madrid fue una excepción con fatales consecuencias", añaden a este respecto los inspectores de Aviación Civil.