La dirección considera que la fábrica española no es rentable y quiere ahorrar cinco millonesbarcelona. Las 600 personas que trabajan en la vieja planta de Dogi en pleno casco urbano de la población costera de El Masnou (Barcelona) ya se lo temían. El día que la compañía lograra recalificar los terrenos y trasladar la fábrica a las afueras del municipio empezarían los despidos. Y así ha sido. Dogi, tras vender su vieja factoría, está construyendo una nueva pero ya ha anunciado que en el plazo de un mes presentará un expediente de regulación de empleo para 80 personas, el 13% de la plantilla que tiene en España.Según la compañía, el ajuste forma parte de un plan para recortar los costes de la fábrica española en cinco millones de euros. De esta cifra, dos millones corresponderían al ahorro de costes de personal cuando se realicen los despidos y los otros tres millones a las mejoras "logísticas y de producción que conlleva la puesta en marcha de la nueva planta". El ahorro de costes es imprescindible ya que Dogi en los nueve primeros meses de 2006 registró unas pérdidas de 5,9 millones de euros.Fuentes sindicales confirmaron que la dirección de Dogi les anunció la intención de despedir a 80 personas, pero los trabajadores temen que este sea sólo un primer paso y el ajuste de personal a medio plazo sea mayor.Según Dogi, en la planta española trabajan 600 personas y aportan a la facturación de la empresa unos 60 millones de euros, mientras que la planta que posee en Alemania da empleo a sólo 200 personas y realiza ventas por valor de 40 millones. La facturación global de Dogi en 2005 fue de 150 millones y la cifra prevista para 2006 de 175 millones.De cualquier forma, la empresa textil, controlada por la familia Domènech, pretende dar más protagonismo a las fábricas que tiene en Asia, donde el precio de la mano de obra es más barato.