La exposición de la barcelonesa Fernando Pinós recoge mobiliario decorado con vidrierasUna superficie atravesada por la luz con la superposición de colores variados produce unos efectos agradables a la vista. Y una de las maneras de conferir transparencia a los interiores de los edificios es colocando en sus ventanales vidrieras policromadas para buscar escalas armónicas en sus cromatismos que refuljan con la iluminación matizada del sol. Y este es un ejercicio decorativo de gran belleza que no tiene por qué ceñirse sólo a grandes edificios. Caoba, roble y nogalLa exposición de la galería Fernando Pinós de Barcelona titulada Muebles y vidrieras artísticas, que permanecerá abierta al público hasta el 20 de febrero, ofrece un conjunto de piezas modernistas realizadas en madera de caoba, roble y nogal y la metalistería en hierro y bronce. Los precios oscilan entre 2.000 y 9.000 euros, y están representados, entre otros, artesanos de la categoría de Antoni Rigalt, Antoni Bordalba, Joan Espinagosa, Jeroni Granell y los Maumejean, que han decorado relojes, vitrinas, escritorios, librerías, biombos, lámparas de techo y sobremesa, y fanales. Ellos han puesto las gotas de luz y color en estas piezas ornamentadas con formas geométricas en las que se reiteran los arabescos, las aves, un florilegio tan dispar como sus aromas y círculos que parecerían ser una aspiración a lo perfecto, si atendemos a las teorías psicoanalíticas desarrolladas por Carl Gustav Jung. Las incrustaciones de las vidrieras en los muebles se colocan habitualmente en las puertas de los armarios, de los relojes de pared, de los biombos... consiguiéndose la proyección de un ámbito mágico que podría visionarse como la reproducción de un paisaje artificial en el que coexisten formas y estilos muy variados, composiciones a las que el color da un toque de fantasía que, en un ejercicio de imaginación, podría recordar a gemas, topacios y brillantes.