madrid. Menudo año que acaba de terminar para la industria mundial del automóvil. Cerrado 2006, se entiende mejor eso que dice un conocido ejecutivo del sector en España, que en diez años "no va a conocer el sector ni su padre". Gigantes como General Motors, Ford, Volkswagen y a última hora DaimlerChrysler han iniciado (y seguirán unos años) fuertes planes de reestructuración de sus actividades industriales e incluso ejecutivas para adaptarse a los nuevos tiempos. Muchas grandes corporaciones automovilísticas, y en especial las tres gigantes norteamericanas, han visto, en el mejor de los casos, mermar mucho sus beneficios, cuando no han tenido pérdidas desorbitadas como GM y Ford. El detonante de esta situación es el continuo crecimiento que están experimentando las marcas asiáticas (Toyota, Honda, Nissan...) en el mercado estadounidense, lo que resta ventas que antes eran de los fabricantes locales.Las más grandes cambianEl actual líder mundial de producción de vehículos, General Motors, está a un paso de ceder su puesto en favor de Toyota. La norteamericana perdió el año pasado 8.600 millones de euros, cuando sólo un año antes había ganado algo más de 2.000 millones. Por ello, a finales del año pasado su presidente, Rick Wagoner anunció un drástico plan de reestructuración que contempla el cierre de hasta 12 plantas y más de 35.000 trabajadores en Estados Unidos, donde está perdiendo más dinero. La compañía espera haberse ahorrado solamente este año en costes estructurales unos 7.000 millones de euros, gracias a que su plan de bajas voluntarias está teniendo éxito: más de 30.000 trabajadores están aceptando darse de baja por los incentivos. Quien fue accionista de referencia hasta hace menos de un mes, Kirk Kerkorian (llegó a tener el 9,9 por ciento de la multinacional) promovió durante el segundo semestre de este año una colaboración global con Renault-Nissan. El presidente de la francesa, Carlos Ghosn, es uno de los ejecutivos con mejor reputación del sector, lo que mejoraría las perspectivas de General Motors y su valor en el mercado. Wagoner, en cambio, podría haber quedado relegado a un discreto segundo plano. Sin embargo, no salió adelante gracias sobre todo a que el plan de reestructuración empezó a dar frutos sus primeros frutos reduciéndo las pérdidas, lo que dio más fuerza a Wagoner en el consejo de la compañía. Kerkorian anunció entonces la venta de su paquete de acciones.Ford Motor Company también inició un importante plan de reestructuración, llamado Way Forward. Además, contempla fuertes reajustes en Norteamérica: recortará más de 30.000 puestos de trabajo y cerrará 14 plantas, dos de las cuales ya tiene vendidas antes que que termine este ejercicio. En el tercer trimestre del año multiplicaba por 20 sus pérdidas hasta los 4.600 millones de euros.Este año fue noticia sobre todo porque Bill Ford, su presidente, ha buscado ayuda en Alan Mulally, hasta entonces vicepresidente del gigante aeronáutico Boeing y esperanza del grupo del óvalo. Puesto que llegó a Ford en septiembre, aún no se han podido ver los frutos de su trabajo.Otro gigante, esta vez europeo, que también experimenta mucho movimiento es el Grupo Volkswagen. Tiene, además, un plan de reestructuración entre manos que, aunque no contempla el cierre de plantas de producción de vehículos, sí espera recortar en 20.000 puestos la plantilla en Alemania, donde los costes laborales son más altos. Hace unos días anunció que hasta ahora se habían acogido al plan de bajas incentivadas más de 7.000 empleados.En los círculos ejecutivos, su controvertido presidente, Bernd Pischetsrieder, dejará el cargo a finales de año. ¿Su sucesor? Martin Winterkorn, presidente de Audi. Su excelente trabajo al frente de la firma de los cuatro aros le da tablas y credibilidad para afrontar la recuperación del grupo.El último gran grupo que ha tenido que recurrir a una reestructuración es DaimlerChrysler, cuya división norteamericana, Chrysler, venía aguantando el tirón de las marcas asiáticas en su mercado. Un exceso de producción y de vehículos en stock le obliga a tomar unas medidas que, aunque ya ha anunciado, no concretará hasta este año que ahora se inicia. En cualquier caso, tiene que reducir producción.