Lamas Bolaño ofrece 'Santos adorando al Santísimo Sacramento', del maestro aragonésEl 27 de diciembre la firma Lamas Bolaño de Madrid celebra su última licitación de 2006 con la oferta de un millar de lotes de pintura, objetos y muebles, entre los que destaca un curioso Goya que pertenece a un coleccionista privado de la capital que posee otras tres obras del genio de Fuendetodos. La pintura Santos adorando al Santísimo Sacramento (70 x 57 cms) parte de 1.200.000 euros, y cuenta con certificado de autenticidad expedido por José Manuel Arnaiz y Asociados, con número de registro 03/725, al que se ha incorporado un análisis químico de pigmentos elaborado por Enrique Parra Crego, así como radiografías y detalles de la obra, y un estudio técnico-científico realizado por el profesor Antonio Perales Martínez.Escena devocionalEste óleo inédito pertenece a la primera época zaragozana de Goya y representa una escena devocional. A la izquierda del espectador, aparece la imagen de San Pedro Apóstol, al que se identifica por la triple tiara y las llaves del cielo. Situado inmediatamente detrás, destaca la efigie de San Andrés con los brazos entrelazados sobre el pecho y respaldado por la cruz en aspa, símbolo del martirio. A la derecha, el milagroso San Isidro Labrador, a quien los ángeles araban el campo, se acompaña de su esposa, Santa María de la Cabeza, él con su cayado de pastorear y ella con la jarra que simboliza el agua bendita de la fuente. Ambos grupos se encuentran divididos por una pequeña imagen de Inmaculada Concepción. Situada en exacta equidistancia de apóstoles y santos, sobre la Virgen, y apoyándose en la testa de un angelote, se halla una gran custodia que es adorada por San Pedro, San Andrés, San Isidro Labrador y Santa María de la Cabeza. Esta composición de Santos adorando al Santísimo Sacramento resulta inusual en las pinturas goyescas, con imaginación desbordante si tenemos en cuenta que se trata de una pieza de época temprana, y defectos dibujísticos que se aprecian en lo abocetado de algunos de los rostros y en otras partes de la puesta en escena, como, por ejemplo, la postura de la pierna y el pie izquierdo de San Isidro, que proyectan un forzamiento que entra en contradicción con los escorzos perfectamente realizados de los brazos y manos de los santos. Lo mismo ocurre con la perspectiva frontal de la tiara de San Pedro, que parece incompatible con la excelsa proyección de la custodia.