El consejero delegado de Agrolimen pertenece a una familia que rehuye la vida públicaLos Carulla forman parte de esa saga de familias catalanas que han creado un imperio industrial, pero que evitan en la medida de lo posible salir en prensa. Durante años, sólo había una foto oficial, y de mala calidad, del fundador de Gallina Blanca, el ya fallecido Lluís Carulla Canals. El miedo a la banda terrorista ETA ha sido el motivo que siempre han esgrimido este tipo de empresarios para preservar su anonimato.Dentro de esa familia, Artur Carulla Font es el que menos temor tiene a ser reconocido. Aunque nunca ha concedido una entrevista, lo cierto es que este barcelonés de 58 años ha dado algunos pasos hacia la normalidad. Es vicepresidente del Círculo de Economía y ese cargo le ha obligado a exponerse a los objetivos de los fotógrafos.Artur es el varón menor de una familia de seis hermanos, que todavía está encabezada por su madre y cofundadora de Gallina Blanca, María Font. Entre los hermanos siempre ha sido considerado como el yeyé de la familia, el menos convencional.Una muestra de su rebeldía fue la creación de la división de comida rápida de Agrolimen. Creó Pans & Company, compañía que este mes abrirá su primer local en Arabia Saudí, lo que le permitió ganar crédito entre sus hermanos. En 2001 sucedió en el cargo de consejero delegado a su hermano Lluís, un gestor más tradicional que ascendió a la presidencia del grupo.Desde el nuevo cargo, Artur ha imprimido una gestión más moderna al grupo y ha puesto en marcha una empresa de capital riesgo, como es Quercus, o ha decidido la participación de Agrolimen en la compañía aérea de bajo coste Clickair. Incluso el grupo se ha endeudado, algo impensable antes. "El único endeudamiento de esta compañía fue un préstamo de 50.000 pesetas que mi padre pidió a mi abuela", se jactaba hace unos años Lluís Carulla Font en una intervención en la escuela Esade.Artur también es consejero de Repsol, miembro de la junta directiva del Instituto de la Empresa Familiar y vicepresidente de Esade. Su olfato para los negocios es bueno. Una de las grandes divisiones de Agrolimen, cuando él asumió la dirección, era General de Confitería-Joyco. Artur se percató de la necesidad de deshacerse de un negocio donde no se puede ser pequeño. Entre 2003 y 2004 vendió la división a Cadbury y a la estadounidense Wrigley, tres años antes de que los dueños de Chupa Chups se vieran obligados a hacer lo mismo.En el área política, los Carulla están considerados cercanos a los círculos de CiU. También en este área, Artur se ha desmarcado un poco y ha buscado más los equilibrios con el socialismo catalán.Su última decisión ha sido la compra de la italiana Star por parte de Gallina Blanca, lo que ha creado uno de los líderes europeos del sector de caldos y sopas. La operación ha sido diseñada de forma que los dueños de Star, la familia Fossati, cobren en acciones de Gallina Blanca, donde controlarán el 50 por ciento del capital. Una fórmula moderna impulsada por Artur, pero que en realidad imita la que tomó su padre en 1964 cuando cedió la mitad del capital de Gallina Blanca al grupo americano Borden. La historia se vuelve a repetir.