singapur. China deshojó por fin la margarita nuclear. Tras años de incertidumbre por saber cuál de las grandes compañías internacionales del sector de la energía nuclear se llevaría el primer gran contrato en el país asiático, este fin de semana el Ejecutivo chino nombró ganador a la estadounidense Westinghouse, con base en Pittsburg pero hoy bajo control del japonés Toshiba, que preside Atshutosi Nishida, después de que hace unos meses comprara el 77 por ciento de la compañía a British Nuclear Fuels por 5.400 millones de dólares.Areva, la compañía estatal francesa, es la gran perdedora, ya que se perfilaba como la otra gran favorita. El acuerdo económico, cuya cantidad no fue oficialmente anunciada pero que en el pasado se estimó en 8.000 millones de dólares, fue rubricado el pasado sábado en Pekín por el presidente de Westinghouse, Steve Tritch, el secretario de Energía estadounidense, Samuel Bodman, y distintos líderes chinos. El contrato permitirá a la empresa de Pittsburg suministrar al país asiático cuatro reactores nucleares AP1000 para sendas centrales de Cantón y Zhejiang, junto a Shanghai, que estarán operativos en 2013. Pekín declaró en un comunicado que se decantó por Westinghouse -en vez de Areva o de la rusa Atomstroiexport- por los términos del acuerdo en materia de transferencia tecnológica.De hecho, los analistas estiman que dicha transferencia permitirá a China ser capaz de construir reactores similares en el futuro. Aparte de las cuestiones estrictamente técnicas y económicas, nadie duda de que la decisión del Ejecutivo comunista se ha visto fuertemente influenciada por la alta política. El pasado viernes concluyó el primer "diálogo estratégico" entre China y EEUU, destinado a desactivar las tensiones comerciales existentes entre ambos. Los analistas no ven demasiado lejana la relación entre la concesión del contrato y la insistencia de Washington para que Pekín modifique el cambio del yuan para lograr su apreciación.