Su precio en alza los convierte en la mejor garantía ante la debilidad del dólarmilán. El oro y los diamantes son, entre los valores alternativos a las tradicionales acciones y obligaciones, los que antes reclaman la idea de bienes refugio contra los riesgos de pérdida de valor o contra cualquier otro tipo de adversidad. Si se dan las condiciones financieras propicias, y en una medida que en conjunto no sea superior al 10-15 por ciento de la cartera de valores, tener algo de oro y diamantes es, pues, una forma de estabilizar los rendimientos del jardín inversor.Además, el oro se encuentra inmerso en una tendencia de crecimiento sostenido de sus cotizaciones a largo plazo. Pero también hay que tener en cuenta que, con el paso del tiempo, su precio puede ser muy volátil. Sin llegar al récord histórico de los 870 dólares por onza de comienzos de 1980, hay que recordar que, hace sólo un par de años, el metal precioso costaba un tercio menos que hoy. Y en 2006 sus cotizaciones oscilaron entre los 512 y los 725 dólares la onza.Los diamantes, en cambio, registran un incremento constante de su valor anual, con subidas de varios puntos porcentuales por encima de la inflación. Su mercado todavía se encuentra sustancialmente controlado después del colapso surafricano de De Beers, con más del 50 por ciento de la actividad extractora mundial.El brazo comercial de De Beers, cuasi-monopolio que controla la producción y exportación mundial de diamantes, favorece la evolución de los precios aumentando o disminuyendo la entrada de piezas en el mercado -teniendo en cuenta la demanda y de la oferta- para evitar escaladas especulativas, lo que garantiza una revaluación anual que se defiende de la inflación.Por otra parte, la previsible caída de la producción diamantífera mundial y una demanda siempre sostenida mantendrán los precios durante los próximos cinco o 10 años, según algunos observadores. Pero volvamos al oro: este metal tiene perspectivas de revaluación mucho más consistentes en 2007. Es cierto que las cotizaciones sólo se han recuperado desde 2001, tras una tendencia descendente que duró 20 años, pero ahora parece recuperado. De hecho, se prevé que su precio medio aumente en los próximos años, y esa subida se verá favorecida por los temores de inflación, por los recortes de tipos americanos y por el incremento de la demanda en el sector de la joyería, sobre todo en China e India.A juicio de los analistas del banco de inversión suizo Julius Baer, el oro "ofrece ventajas en términos de diversificación y cobertura para las carteras orientadas al largo plazo" frente a los riesgos derivados de la debilidad del dólar y de la inflación. Sólo por citar un ejemplo, en los últimos seis años el metal amarillo mantuvo una correlación negativa o nula respecto a la evolución de los principales mercados accionariales, según un análisis del Consejo Mundial del Oro.Buenas oportunidadesA corto plazo, el oro representa, por tanto, buenas oportunidades de compra, porque como subraya un reciente informe de Julius Baer, "la tendencia de subida a largo plazo permanece intacta y su cotización superará los 700 dólares la onza en 2007-2008". Y aún estamos lejos de los 800 dólares en términos reales que se alcanzaron en los años 80.Además, el precio del oro aumenta cuando sube la cotización del barril de petróleo. En ese contexto, la hipótesis de una escasez en la oferta de crudo de aquí a 2010 (un escenario posible, según Julius Baer) impulsaría hacia arriba el precio del oro negro, la inflación y, por consiguiente, también la cotización de este metal precioso.