El italiano ingresaría 1.800 millones y podría hacer banca de particulares en Españamadrid. Cuando en 1998 el Santander y el italiano Sanpaolo IMI se aliaron, no pusieron fecha de caducidad al idilio. Poco podían imaginar que sus históricos lazos afrontaría casi una década después el momento más delicado. El turinés, que ayer aprobó en junta extraordinaria de accionistas el maridaje con Banca Intesa, se plantea vender el 2,17 por ciento que aún atesora del grupo cántabro.El banco italiano deshoja la margarita después de que el grupo presidido por Emilio Botín haya cambiado el cartel que pendía sobre el 8,43 por ciento del Sanpaolo, y ya no llame "estratégica" a la participación sino "financiera". Una calificación que suele esconder la decisión de vender parte o toda la cartera cuando se presente el mejor momento en el mercado.Banca de particularesEl entendimiento entre ambos socios les llevó a comprar acciones del otro banco por el mismo importe -unos 8.000 millones de euros- y a no rivalizar en banca de particulares en los respectivos mercados domésticos, según fuentes italianas cercanas al Sanpaolo. El turinés se lamenta ahora de que el Santander no le hiciese hueco en el Consejo de Administración, pese a haber sido durante casi una década uno de los mayores accionistas, pero también ve el nuevo escenario como una oportunidad. Que se diluya la decana alianza con la venta de las participaciones cruzadas, daría libertad al Sanpaolo para comenzar a ofrecer en España sus productos y servicios a los particulares. Hacer esa banca al detalle que no regentaba para no rivalizar con el socio cántabro. En el grupo Santander explicaron a elEconomista que nunca hubo un compromiso para darle entrada en el consejo y mostraron su comprensión con que la entidad italiana abandone el capital cuando lo considere oportuno. El único pacto firmado por el Santander, y que se rompió con la fusión gestada con el Intesa, es el suscrito con accionistas del turinés para gestionarlo, que expiraba la próxima primavera. Con el acuerdo, ligaba sus acciones en Sanpaolo con las pertenecientes a las Fundaciones de Pavoda y Rovigo y de Bologna y CDC Ixis, y nombraba a tres de los 17 consejeros del Sanpaolo.Si el italiano vendiese el paquete de acciones del gigante cántabro, se embolsaría unos 1.840 millones de euros a los precios actuales del mercado. Si el Santander se desprende del 8,43 por ciento del turinés, ingresaría casi 2.640 millones, -1.240 son plusvalías latentes-. A pesar del nuevo escenario que se plantea, el presidente del turinés y que también lo será en el futuro Intesa-Sanpaolo, Enrico Salza, se mostró ayer positivo sobre la relación con el viejo accionista. "Con el Santander, preveo óptimas relaciones en Italia y Europa, como siempre han sido", dijo a la prensa local antes de que se iniciase ayer la histórica junta en la que se bendijo la fusión de los bancos, pese a la abstención del grupo español. Al Sanpaolo puede venirle bien la inyección de fondos para cuajar la integración con Intesa. Máxime si se tiene en cuenta que el futuro grupo, que se subirá al segundo escalón del podium bancario transalpino después del Unicrédito, perfila un plan estratégico de negocio y con objetivos que debería estar listo a principios del año 2007.Por lo pronto nace el sexto gigante europeo, con unos 70.000 millones de euros de valor en bolsa. Un italiano que acorta distancias con titanes de la talla del banco Santander, el mayor grupo hoy de la eurozona con 84.495 millones de capitalización bursátil y supera a otros como BBVA, que ayer cerró por encima de los 64.000 millones.Un líder en ItaliaContará con 100.000 empleados en nómina y 6.320 oficinas en el país, susceptibles de ajustarse cuando analicen las redundancias de red y estructura. Y quizá sobren filiales o necesiten dinero para costear la integración, que bien podrían salir de alguna desinversión.Con estas cábalas ha jugado el mercado italiano en las últimas semanas, hasta llegar a apuntar la posibilidad de que Sanpaolo vendiese al Santander algunas sucursales o subsidiarias para compensarle de un precio de fusión que el cántabro ve claramente insuficiente. Enrico Salza negó ayer, una vez más, que esté negociando acuerdo alguno con el grupo presidido por Botín. En el pasado, el cántabro testó mil y una alternativas para reforzarse en Sanpaolo. Se topó con el rechazo radical de las autoridades transalpinas a dejar caer un banco local en manos de un foráneo. Esa resistencia cayó hace meses en medio de la batalla de BBVA por la Banca Nazionale del Lavoro, finalmente adquirida por BNP Paribas. Mientras tanto, el holandés ABN Amro se llevaba Antonveneta. Pero, la sorpresiva oferta de fusión presentada por Intesa este verano sonó a que Italia no iba a permitir a otro extranjero repetir la jugada.El Santander aprobó la unión a regañadientes: es buena, interesa a Italia y a su banca, pero pagan poco por Sanpaolo (vino a decir más o menos). Presentar una guerra abierta en un mercado tan susceptible a operaciones bancarias trasnacionales no era la mejor opción, según fuentes del mercado. Seguía adelante la fusión y el gigante español se quedó fuera del Consejo de Administración que dirigirá al futuro banco. Luego vino la calificación de la inversión en el Sanpaolo como financiera. Y ahora es el italiano el que analiza si vende los 'santanderes'.Pero una década después de desembarcar en Italia, el grupo de Botín cuenta con una opción 'B'. Poco a poco se ha construido una plataforma propia de financiación al consumo, que ya no sólo da créditos sino que capta además depósitos de clientes. Y hace pocas semanas abrió una nueva brecha, al irrumpi en banca privada con la compra del KNBL Fumagalli Soldán por 44 millones de euros. ¿Seguirá creciendo con compras?