El presidente electo de Ecuador se define como socialista, católico y amigo de Hugo Chávez"Más fácil es que un camello pase por el ojo de una aguja, antes que un rico entre en el Reino de Dios". Esas palabras de Jesucristo, tomadas del Evangelio de San Marcos, escuchó Rafael Correa, acompañado de su esposa, Anne Malherbe, y sus tres hijos (el pequeño Miguel, de cuatro años, Anne Dominique, de nueve, y Sofía, de 12) hace cinco semanas, durante la misa oficiada por Tito Murcia, provincial de los dominicos de Quito, en la iglesia de Santo Domingo poco antes de comulgar y de desplazarse a votar a su ciudad natal, la costera Guayaquil, capital económica de Ecuador.Corría el día 15 de octubre. Quito había amenecido bajo un cielo plomizo y frío. Más de nueve de los 13 millones de ecuatorianos habían sido convocados a las urnas para elegir a su presidente. Correa partía como favorito en los sondeos, incluso acariciaba el sueño de proclamarse jefe de Estado en la primera ronda electoral. Al final de la jornada, Correa salió a saludar a sus simpatizantes cariacontecido. Los resultados le situaban como el segundo candidato más votado, por detrás de su Némesis: el magnate bananero Álvaro Noboa, el hombre más rico del país andino, y un ferviente creyente que no había dudado en mostrarse durante la campaña como un nuevo Mesías. Seguramente, esa noche, la fe de Correa se tambaleó, mientras resonaba en su cabeza la lectura de San Marcos. Pero aún no estaba todo perdido. Tenía una segunda oportunidad el 26 de noviembre, día en que disputaría la presidencia a Noboa en un round final. Y ganó."La fe mueve montañas", debió de pensar Correa, un hombre que se define como socialista y católico practicante, nacido hace 43 años, que forjó su disciplinado carácter y su compromiso con los pobres (más de la mitad de los ecuatorianos) en una familia de clase media baja, en la que mamó una vida de estrecheces económicas, y, desde los siete años, en los scouts. Formado en Economía en la Universidad Católica de Guayaquil, admite que sus principios de justicia social emanan "de las Sagradas Escrituras y de la doctrina social de la Iglesia". No en vano, en los años 80, participó como voluntario en la Misión de los Padres Salesianos en Sumbahua. En la universidad surgió su vocación política, como líder estudiantil. Pero, antes de lanzarse al ruedo político, completó su formación como economista en Lovaina (Bélgica), donde conoció a su mujer, e Illinois (EEUU), y se dedicó a la docencia durante 12 años.Se dio a conocer al gran público durante los tres meses de 2005 que fue ministro de Economía en el actual Gobierno de Alfredo Palacio. Dimitió y se granjeó el apoyo de los movimientos sociales que provocaron la caída del anterior jefe de Estado, Lucio Gutiérrez, bautizados por éste como "forajidos". Enfrentado a los partidos tradicionales (la "partidocracia"), creó Alianza País para intentar el asalto al trono del Palacio de Carondelet con un discurso antineoliberal muy similar al del venezolano Hugo Chávez, del que se declara "amigo", y el boliviano Evo Morales. No obstante, difiere de Chávez en su visión de Bush. Para Correa, el presidente de EEUU no es el "diablo", como dice su amigo: "Bush es tremendamente torpe", y "el diablo será malvado, pero inteligente".