La lista de prácticas irregulares en las compañías germanas parece interminablemunich. La detención de seis empleados del grupo industrial Siemens por el supuesto desvío de doscientos millones de euros y la detención de un ex alto cargo de Volkswagen son los dos últimos capítulos en la cadena de escándalos empresariales que ocupa estos días a Alemania. Una muestra más de que la corrupción se ha institucionalizado en el país europeo, a jucio de algunos expertos.El caso de Siemens supera las fronteras germanas. La fiscalía de Múnich intuye que los sospechosos formaban parte de una banda de trabajadores de la compañía dedicada a desviar grandes cantidades a cuentas bancarias abiertas en Austria y Suiza. Desde allí el dinero iba a parar supuestamente en forma de sobornos al Gobierno de Nigeria, a Siria o a directivos de empresas en el Este de Europa. Una forma de asegurarse grandes pedidos o contratos para Siemens. La desaparición de millones de euros en poco tiempo pasó al parecer desaprecibida para el consejo directivo del grupo industrial germano.Caprichos de un sindicalistaTambién Volkswagen sufrió la pérdida de, al menos, dos millones y medios de euros, malversados para pagar los caprichos del ex jefe del comité de empresa, Klaus Volkert. Con el consentimiento de varios directivos, éste realizó costosos viajes y pagó los servicios de una prostituta de lujo brasileña a costa del presupuesto de gastos de la empresa. A principios de esta semana, Klaus Volkert fue ingresado en prisión preventiva para impedir que obstaculizara las investigaciones judiciales en marcha. También está en la cárcel un ex directivo de Daimler Chrysler que presuntamente se embolsó 40 millones de euros a base de facturas ficticias. La lista de prácticas irregulares parece interminable y salpica a otras empresas germanas de reputación internacional como Infineon, Audi, Ikea, Philips, BMW o Faurecia. "Como en Sicilia", se comenta en los medios de comunicación alemanes, en alusión a las relaciones mafiosas de la isla.Pero en realidad el problema no es nuevo, únicamente se podría haber intensificado en los últimos tiempos debido a la creciente competitividad. La novedad es que son más los casos de desfalcos y sobornos que salen a la luz. "Antes la corrupción interna se ignoraba o relativizaba", explica el vicepresidente de la organización Transparencia Internacional, Peter von Blomberg. Un 90% nunca sale a la luzEn una entrevista concedida al Tagesspiegel, Peter von Blomberg asegura que la diferecia es que "hoy en día las empresas, la opinión pública y la política reaccionan con más sensibilidad". Aún así, calcula que más del 90 por ciento de los casos quedan en la oscuridad.