Madrid. ¿Qué pasaría si desapareciera el dinero en efectivo? ¿Si todas las transacciones, pequeñas y grandes, se realizaran a través de medios electrónicos de pago? La pregunta la ha realizado ESTA, European Security Transport Association (Asociación Europea de Transporte Seguro), organización sin ánimo de lucro que representa a empresas de transportes de fondos y que dice seguir con preocupación la tramitación de la directiva que trata sobre la futura implantación del sistema único de pagos en Europa (SEPA). Y la respuesta, según el estudio elaborado por esta asociación, es que la Unión Europea perdería el 18 por ciento de su presupuesto -22.000 millones de euros- que ingresa por la rentabilidad obtenida con la emisión de billetes a través de los bancos centrales. No todo sería pérdida. Pero el beneficio obtenido con los ahorros derivados de la sustitución del dinero se limitaría al 0,02 por ciento del PIB comunitario, según sus datos. "La desaparición o disminución del efectivo supondría la transformación de unos ingresos públicos, que se deberían recaudar por otros medios, en ingresos de la entidades financieras" apunta Eduardo Cobas, portavoz de ESTA en España. El fraude se lleva 2.000 millones Su asociación hace otra comparación para defender al efectivo. Los ataques a furgones que transportan fondos suponen 100 millones de euros y la falsificación de papel moneda otros 60 millones, mientras el fraude en medios electronicos de pago, como las tarjetas de débito o crédito, asciende a 2.000 millones anuales, casi 15 veces más.Pero esa eventual sustitución del efectivo aún está muy lejana. Ése no es el tema de debate en Bruselas, sino implantar un sistema electrónico único, cuya finalidad es ahorrar costes en las transacciones financieras entre países y que abaratará las comisiones que pagan los consumidores. Pero al tramitar la directiva se ha introducido otra finalidad que preocupa a ESTA: que la implantación de la SEPA fomente el uso de los medios electrónicos a costa del dinero. "No criticamos el desarrollo de los medios electrónicos de pago, que sean más baratos y más seguros, porque eso es bueno para el ciudadano. Pero defendemos que no se imponga al consumidor sin respetar su criterio", dice Cobas. Según una encuesta de ESTA realizada en la Europa de los 15 el efectivo es, con el 38 por ciento de las respuestas en la UE y el 39 por ciento en España, el medio de pago favorito de los consumidores. No se trata sólo de respetar los hábitos del ciudadano. Cobas alerta que "cualquier movimiento para disminuir el uso de la moneda lo acabará pagando el consumidor".Su argumento de coexistencia de los diferentes sistemas de pago se refuerza con los resultados de una encuesta de la asociación. Sus datos revelan que la décima parte de los usuarios de tarjetas en España han sido objeto de fraudes. De ese porcentaje -más de dos millones de consumidores-, la tercera parte ha resultado estafada en 500 euros o más. Y un tercio de los afectados no ha conseguido que su banco o caja le resarza de la pérdida. La consecuencia es que el 46 por ciento de las víctimas decide volver al efectivo por el temor a volver a ser defraudado. "La implantación de la Sepa conllevará unos costes elevados para las entidades financieras que deberán adaptar sus sistemas, pero no se debería intentar contrarrestar con un fenómeno artificial de disminuir el efectivo a costa del consumidor y de su libertad de elección", afirma Cobas. Críticas a BruselasA ESTA le preocupa que Bruselas arbitre medidas para disminuir el efectivo, algo que sólo favorece a la banca: "Las autoridades deberían garantizar la neutralidad y defender la mejora de todos los sistemas de pago". Rechaza que el dinero sea un medio que se esté quedando anticuado y cita, entre las ventajas de su uso la certidumbre legal, la facilidad e inmediatez de la transacción, el anonimato de la operación y la universalidad de su uso.Un dato curioso es que los consumidores que prefieren el dinero a otros medios de pago citan las mismas razones que aquellos que están más habituados a las tarjetas. Uno de esos motivos es la facilidad con la que controlan su saldo bancario. Así mientras unos creen que con el extracto de sus operaciones pueden tener los gastos a raya, otros prefieren controlar el uso que van dando al dinero que tienen en la cartera. Otra de la razones es la seguridad. Unos temen ser atracados si llevan demasiado dinero encima, o extraviarlo, mientras otros temen que se haga un uso fraudulento de su tarjeta.Lo deseable es que los dos sistemas de pago convivan, afirma Cobas, y que se trabaje para que se mejoren, pero no hay que olvidar que ya existe un sistema de pago universal y barato que es el efectivo. Además, apunta: "Ya existe una SEPA en la UE, que es el euro".