En vísperas de la Copa del América, la cadena Westin ha abierto un lujoso hotel en una antigua fábrica modernista. Por Chema YbarraPernoctar en un hotel de la cadena Westin garantiza, al menos, tres sábanas de algodón egipcio, un edredón con relleno antialérgico, una suave duvet de plumón, cinco almohadas y un colchón con revestimento acolchado. Desde hace pocos años, todos los establecimientos de esta rama del grupo Starwood incorporan la Heavenly Bed, que como su propio nombre indica, brinda un sueño celestial. Además, se disfruta de un magnífico cuarto de baño (Heavenly Bath), cuyo concepto surgió tras una entrevista a cien personas y una inversión de diez millones de dólares. El 29 por ciento declaró que a veces se ducha o baña con otra persona, otro 24 se sentían incapaces de ajustar la temperatura deseada de la ducha y un 20 por ciento se quejó de que la cortina se pegaba al cuerpo. Aquí lo primero es posible, incluso que uno se bañe y el otro se duche (en lugares separados), y lo segundo y tercero está plenamente solucionado, así como afeitarse sin el espejo empañado. La experiencia se hace aún más placentera con el suave albornoz y la amplia gama de jabones, cremas y demás enseres diseñados en exclusiva para Westin.Atributos propiosFuera de los elementos comunes a toda la cadena, este hotel recientemente abierto en Valencia junto al estadio de fútbol de Mestalla atesora sus propios atributos. La característica estructura pentagonal encierra un patio interior con naranjos y palmeras, que además de servir como idílico emplazamiento para cócteles o tertulias íntimas, es un foco de luz que ilumina todas las estancias repartidas alrededor de este poliedro, que ocupa toda la manzana y posee una puerta al exterior en cada una de sus caras.En la primera y segunda planta de La Lanera, como así se conoce este edificio modernista de ornamentación barroca, se encuentran sus 135 habitaciones de diversas categorías. Las de clase Premium, segundas por la cola, disponen de un gran guardarropa con espejos a ambos lados, y alguna de las Ejecutivas y la Suite Real, de jacuzzi privado y hasta de máquinas para hacer ejercicios. La última se ha concebido para los invitados de lujos que el próximo año traerá la Copa del América. Son dos habitaciones en 178 metros cuadrados a un precio entre 2.000 y 8.000 euros, y con diversos detalles que recuerdan a los grandes hoteles americanos, como también ocurre en otras zonas del hotel; la excesiva lámpara de cristal Swarovski de la entrada es uno de ellos. Entretanto, se últiman en el sótano las obras del lujoso centro wellness de la firma italiana Caroli Health Club, del que se podrá dar cuenta a partir de la segunda semana de diciembre.