El broker y consultor de riesgos multiplicará por cuatro los ingresos en el país asiático en 2010 madrid. Si le interesa la economía, seguro que ha oído miles de veces que el futuro del negocio se escribe en países emergentes. Y, si piensa sólo en uno en función de los planes anunciados por las compañías, será China. Con 85.320 millones de dólares invertidos este año -65.950 millones de euros-, hay pocas regiones que rivalicen en atracción de capital extranjero. España, como sexto país inversor del mundo, elige Asia entre los destinos preferidos. Primero el Este de Europa y luego Asia, con gran foco en China.El coste de las falsificacionesPero ¡ojo! el desembarco no está exento de riesgos. Uno de los que más dolores de cabeza causan a las empresas y contra el que los expertos aconsejan asegurarse es el robo de la propiedad intelectual, explicó ayer el consejero delegado de Marsh en Europa, Oriente Medio y Africa, Alexander Moczarski.La cultura de falsificar todo tipo de productos y marcas y replicar tecnología está muy viva. Compañías europeas, de Estados Unidos y Japón dejaron de ingresar unos 60.000 millones de dólares (46.300 millones de euros) en 2003, según Marsh. ¿Las causas? Múltiples. Quizá la más curiosa son los empleados propios y la competencia que piratean esa tecnología que iba a hacer tan competitiva a la firma. En cualquier caso, Moczarski defiende la gran ocasión que brinda el país. "La inversión en China es un tema que debería estar en la agenda de todas las grandes y medianas empresas, ya que es una oportunidad. Pero hay que entender la inversión en un horizonte a medio y largo plazo", expuso el 'número dos' del consultor y primer corredor de seguros del mundo. Su consejo es no emprender la aventura sin medir los riesgos y arbitrar planes para gestionarlos. "Invertir en China ha sido un gran éxito para algunas empresas, pero también es cierto que ha sido un fracaso para otras", dice. Sus propios planes asiáticosEl mismo grupo Marsh tiene planes allí para poder acompañar a las empresas en dicho destino. Quiere multiplicar por cuatro el negocio en 2010 y elevar los ingresos a 120 millones de dólares. Para conseguirlo, triplicará su presencia en China con el establecimiento de nuevas oficinas y personal. Otros riesgos que pueden presentarse a las compañías ahí, en Asia, Oriente Medio, o la Rusia tan de moda están asociados con la cadena de suministro. "Deberían aplicar los mismos planes de gestión de riesgos que se implantan en la empresa de aquí", aconsejó Moczarski. Uno de los flancos menos atendidos son los planes de continuidad de negocio. Más del 25 por ciento de las empresas que van a China se olvidan de ellos, según Marsh. Y eso no es otra cosa que anticipar que un proveedor o la propia logística puede fallar y el producto no llegar en tiempo al cliente. Al otro lado del Atlántico. En Latinoamérica, un riesgo a tener en cuenta es el político. Que se lo pregunten a Repsol en Bolivia o al Santander y BBVA en Argentina. Cuando cambian leyes y perjudican a las empresas se dispara el precio del seguro o, incluso, desaparence, señaló el consejero delegado de Marsh en España, Aurelio Garzón, y el presidente, Rafael Merry del Val. En cualquier caso. Hoy por hoy, la gran competencia favorece al cliente con rebajas en precios de sus pólizas, subrayó Moczarski.