madrid. Donald Cusimano, neoyorquino, de 51 años, está enamorado de España. Tras vivir en diez países y recorrer el mundo como presidente de Seagram, antigua filial de Diageo, decidió recalar en Abadía Retuerta, una pequeña bodega propiedad del grupo farmacéutico Novartis, ubicada en lo que se conoce como la milla de oro del vino, en la provincia de Valladolid. Entre otras, es vecina de las míticas Vega Sicilia, Pingus, Pesquera y Protos. P ¿Qué opina de los vinos españoles?R La calidad del vino español ha dado un paso gigantesco. Se están haciendo productos de altísimo nivel en distintas regiones y tengo una gran confianza en ellos, pero para competir las bodegas deben saber antes crear una marca. Ese es el único inconveniente frente a países como Francia, Australia o EEUU.P ¿Considera buena la contribución de las denominaciones de origen?R Los consejos reguladores o las denominaciones no son un garantía de calidad. Nosotros, por ejemplo, no pertenecemos a Ribera del Duero. En esta zona había 30 bodegas hace diez años y ahora son ya más de 260. Eso no tiene sentido. Lo que hay que hacer es olvidarse de Rioja o Ribera del Duero y vender la marca España. De lo contrario se confundirá al consumidor extranjero.P Los consejos se oponen a que una bodega utilice una misma marca en distintas denominaciones. ¿Qué piensa al respecto?R A mí me parece fenomenal. Las grandes compañías como Robert Mondavi, en California, tienen sólo una marca. No se puede crear una enseña para cada región.P ¿Se conoce suficientemente al vino español en el exterior?R Cada vez más, pero aún queda mucho por hacer. Hay bodegas como Vega Sicilia o Muga que son una ejemplo para el resto. Nosotros queremos hacer lo mismo, crear una marca reconocida, hacer un buen vino y olvidarnos de si es un crianza o un reserva. Pero falta conocimiento. Y para eso hay que trabajar más las exportaciones, patearse la calle. Ir con la bandera de la denominación de origen y pensar que ya está todo hecho es un error.P ¿Es un problema que haya tantas marcas?R Desde luego. El sector se tiene que consolidar. Últimamente, han entrado empresarios e inversores de sectores ajenos al nuestro. Pero este es un negocio muy complicado. Cobramos a 650 días y no todo el mundo lo puede aguantar.