El cajón que tenía constituido Mapfre para repartir entre los mutualistas si se disolvía (denominado Fondo Mutual en el argot del mundo del seguro) estuvo congelado en 110 millones de euros desde 2002. Por qué? Es una incógnita.Los estatutos de Mapfre -las reglas de juego de la compañía-, detallan que la fuente de ingresos para nutrir este bolso son los resultados. Si hay beneficio, el dinero se reparte entre dicho Fondo, las reservas obligatorias, otras llamadas Patrimoniales y que son las que heredará Fundación Mapfre con su próxima disolución, o va a los propios mutualistas en forma de rebaja en el precio que pagan por su póliza de autos.Sin un guión de cómo llenarlo¿Cómo se decide qué destinar a cada capítulo? No hay instrucciones en los estatutos, sólo la indicación de que será el reparto aprobado en la Asamblea General -equivalente a una junta de accionistas-, y las propuestas a este foro las realizadas por el Consejo de Administración. Lo llamativo es que el importe no varía en cuatro años, mientras que se disparan las reservas estatutarias, que muestran el mullido colchón de solvencia de Mapfre e incluyen esas Reservas Patrimoniales que donará a su Fundación, al dejar atrás la estructura de mutua. Pero mejor ver los números: entre 2002 y 2005 -últimos datos publicados por el grupo-, la saca de las reservas estatutarias subieron un 52,16 por ciento. ¿Y el Fondo Mutual? No varió ni en un euro. En cifras absolutas, las reservas engordaron desde 842,06 millones de euros hace cinco años, hasta 1.281,36 millones en 2005. La donación a la Fundación ¿Es artificial el desfase entre el Fondo Mutual y el de Reservas Patrimoniales? Aunque las normas de juego de Mapfre no especifiquen las pautas del reparto, fuentes jurídicas consultadas por elEconomista califican de llamativo que la Fundación acabe siendo receptora de un patrimonio superior al que se dará a los mutualistas. La saca a repartir entre estos beneficiarios (5,23 millones de personas con seguro de automóvil contratado o que lo tuvieron en los últimos tres años) es sólo un 8,58 por ciento de las reservas. Y, con ellas y a través de una complejísima operación societaria, se conseguirá que la Fundación se convierta en la principal dueña de la nueva Mapfre. Tanto que la Fundación controlará más del 71 por ciento del nuevo grupo. Hereda una compañía que seguirá manteniendo la actividad y compromisos con los clientes actuales, aunque se extinga la forma jurídica inicial de mutua. La cuestión es ¿era suficiente el dinero dotado si se tiene en consideración la importancia de la compañía y que los mutualistas son propietarios? A la luz de cómo va el proceso parece que no. Y es que Mapfre Mutualidad ha tenido que modificar el fondo, tras decidir convertirse en sociedad anónima, lo que lleva implícito su disolución. Añadir 273 millonesActualizadas las cifras con la valoración de varios expertos independientes sobre la mesa contratados por Mapfre, la aseguradora ha tenido que aflorar más de 273 millones de euros en la saca que distribuirá entre los casi 5,23 millones de mutualistas. Y el Fondo asciende hoy a 383,8 millones de euros, algo así como 11 por ciento de los activos que traspasará a Corporación Mapfre para que gane peso en bolsa y juegue en la primera división del seguro europeo. Entre las cinco primeras. Su plan es hacer grandes compras fuera de España y para eso, Mapfre necesita dinero. Si lo hacía como mutua sólo podía pedir fondos a los mutualistas, vender filiales y activos, o ampliar el capital de la cotizada, con el riesgo de perder su control y exponerla a una opa.