Alemania espera que el acuerdo medioambiental genere 300.000 puestos de trabajo en cuatro añosnairobi. "Las empresas británicas que operan en el sector medioambiental -escribía un blogger desde la cumbre de Nairobi sobre el cambio climático- han duplicado los puestos de trabajo, hasta alcanzar los 400.000 empleados en cinco años. Y ahora facturan 25.000 millones de libras esterlinas".Estas palabras van contracorriente en un mundo en el que chinos, hindúes y americanos sostienen que la aplicación de Kioto perjudicaría a sus respectivas economías. Obviamente, el blogger es un joven. Un tal David Miliband, que es el ministro británico de Medio Ambiente, nada menos.La relación entre Kioto y la economía es un tanto esotérica y, sin embargo, tangible. Basta con ver lo que pasó el jueves en el mercado europeo, donde el precio del carbono alcanzó sus mínimos absolutos (8,5 euros, el nivel más bajo desde 2005) cuando comenzaron los intercambios sobre los derechos de emisión de anhídrido carbónico.Un fondo para ÁfricaPero en Nairobi, donde el viernes concluyó la duodécima conferencia de la ONU, el precio del carbono está en segundo plano. Las delegaciones de 189 países alcanzaron los siguientes acuerdos: estudiar mejor el problema de la deforestación, crear un fondo para ayudar a que los países africanos se adapten a los cambios climáticos y lanzar un plan para que puedan alcanzar el CDM (Mecanismo de Desarrollo Limpio), gracias al cual los países ricos pueden ganar créditos para contaminar, invirtiendo en energía limpia en el Tercer Mundo. "Estamos dando grandes pasos", asegura el comisario europeo Stavros Dimas. Lo malo es que apenas se notan. Y en 2008 Kioto entrará en su segunda fase, en la que más empresas deberán invertir para que su producción sea mucho más limpia, o gastar dinero para comprar "certificados de carbono".El problema es que, al inicio de la siguiente etapa, en 2012, Kioto termina su recorrido. Y hay que dotarlo de futuro lo antes posible. "Los inversores comienzan a mostrarse nerviosos -dice James Cameron, vicepresidente de Climate Change Capital-, porque estamos sumidos en un clima de incertidumbre". Además, Kioto es sólo un paliativo, un primer paso para resolver un problema monumental, aunque gracias a la de la UE está funcionando. Precisamente en Nairobi, el Banco Mundial anunció que en los primeros nueve meses de 2006 los intercambios de carbono fueron de 22.000 millones de dólares, frente a los 10.000 millones de 2005. Y eso, a pesar del hundimiento de los precios. Para darle en la cara a Bush, que no quiere aplicar Kioto "porque perjudicaría a la economía", la experiencia europea demuestra todo lo contrario. Incluso Sigmar Gabriel, ministro alemán de Medio Ambiente, dice que espera conseguir 300.000 puestos de trabajo relacionados con Kioto en tres o cuatro años. Mientras tanto, EEUU sigue siendo el país que más contamina. "Invertir en la salvación del planeta nos costará el 1 por ciento del PIB mundial", dijo en Nairobi Nicholas Stern, autor del dramático informe climático patrocinado por el Gobierno británico. "No hacer nada podría ocasionar una crisis económica similar a la suma de las dos Guerras mundiales y la Gran Depresión", subrayó. Y es que economía y medio ambiente ya no son variables independientes. "Sólo queda descubrir cómo transmitir este SOS al mundo", escribe el blogger Miliband. Y añade: "Si tienen ideas, mándenmelas".