Nueva York. Gary Becker, premio Nobel de Economía, ex consejero económico de Bush padre y gran gurú de la economía de mercado, tiene los nervios de acero. Y no le preocupa excesivamente que los republicanos hayan perdido de forma simultánea el control de la Cámara de Representantes y del Senado, ni la llegada de un liderazgo demócrata procedente del ala izquierda del partido que controlará las comisiones económicas.P¿No teme aumento de impuestos, nuevas regulaciones y una expansión del papel del Estado?R No. No creo que cambie mucho el marco en el plano económico, al menos por ahora. Entre otras cosas, por cuestiones técnicas. No olvidemos que el presidente sigue siendo Bush y que será él quien tenga que firmar leyes o ejercer el derecho a veto. Y ese veto, para ser superado, necesita los dos tercios del Congreso, que los demócratas no han logrado. Sin embargo, tiene más importancia todavía el marco político. Los demócratas no se arriesgarán a tomar medidas impopulares, teniendo en cuenta la proximi- dad de las elecciones de 2008. Y se sentirán felices de mandar algunas de sus propuestas más agresivas al limbo de los justos, para mantenerse en el centro. En el terreno fiscal, por ejemplo, lo mejor que pueden hacer es mantenerse quietos.P¿Puede explicarse, por favor?R En los comicios que ganó Bush, en el año 2000, se consensuó un paquete de reducciones fiscales destinado a desaparecer una vez transcurridos 10 años. En los últimos dos años, el presidente intentó convertir esos recortes en permanentes, pero los demócratas consiguieron impedirlo. El resultado es que, si se mantienen quietos, demostrarán que respetan los acuerdos políticos y no necesitarán impulsar impopulares aumentos de impuestos, dado que, con un poco de paciencia, esas subidas fiscales llegarán por sí solas de una forma automática.P¿Pero no transmitirán la imagen de que no respetan sus promesas electorales?R La gente no les tendrá en cuenta que no respeten la promesa de subir los impuestos. Además, los demócratas saben que su mayoría es pequeña y que muchos de sus nuevos compañeros parlamentarios son centristas. El clima del país respecto a las cuestiones económicas no ha cambiado mucho. El voto de protesta contra los republicanos se debió sobre todo a Irak y a los escándalos del Congreso. Estados Unidos, en su inmensa mayoría, sigue anclado en el centro. Y la campaña electoral del año 2008, que será durísima, ya ha empezado. Si los comicios presidenciales se saldan con una victoria de los demócratas, éstos sí que pasarán a la acción y subirán los impuestos sobre las ganancias del capital.P¿Es optimista respecto a la evolución de la economía?R Yo diría que sí. Tenemos por delante algún riesgo en el ámbito inmobiliario y una ralentización de la economía, pero me parece que nos dirigimos hacia un aterrizaje dulce. Lo que más me preocupa es la disminución de la productividad. Debemos mantenerla controlada. Eso sí, la inflación está en su sitio.P¿Y el déficit?R El déficit comercial bajó un 7 por ciento en el último mes, gracias a la disminución del precio del crudo. Si el petróleo permanece en torno a estos niveles o por debajo de ellos (algo muy posible), veremos una mejoría. Respecto al déficit federal, hemos vuelto a niveles aceptables en la relación déficit-PIB. La economía va bien. Y la tasa de paro se encuentra en mínimos históricos. Aun así, los electores han dado la espalda a los republicanos, signo evidente de que el malestar está en otra parte, no en la economía.PSin embargo, hay un malestar difuso entre las clases medias, entre las que reina la sensación de que se ha producido un descenso del nivel de vida en términos reales. ¿No le parece que esto es un problema?R Depende de cómo definamos las clases medias. Hay una categoría de personas, un grupo elevado -que quizás representa el 25 por ciento de la población-, que ha visto empeorar su nivel de vida. Eso es cierto. Pero la clase media, es decir, el grupo que representa el 50-70 por ciento de la población, ha estado bien en los últimos años y lo sigue estando. Hay después un grupo restringido de banqueros, inversores, consejeros delegados de las grandes empresas, empresarios y constructores que se enriquecieron de una forma desaforada. Y eso no me gusta en absoluto. Pero respeto lo que establece el mercado, porque soy contrario al intervencionismo.PHablando de proteccionismo, ¿teme que el Congreso demócrata pueda establecer barreras tarifarias para China, por ejemplo?R En período electoral se lanzan eslóganes y se hacen promesas. Después de las elecciones emerge el reino del pragmatismo. No creo que los demócratas terminen estableciendo barreras comerciales para China o que adopten medidas proteccionistas en general. Es más, todo el mundo parece convencido de que acabarán con el fast track, esto es, el derecho del presidente a negociar acuerdos de libre comercio, pero mi pronóstico es que, al final, mantendrán incluso esto.