Las aerolíneas vuelan a un mercado mucho más pequeño. La crisis económica y de confianza que seguirá a la pandemia del coronavirus ha llevado a las aerolíneas a poner en marcha drásticos ajustes con los que buscan adaptar su oferta y sus plantillas (ya se han anunciado 30.600 despidos) a la nueva realidad del sector, que dejará muy atrás y durante varios años los récords de viajeros, los cielos saturados y los retrasos de los últimos veranos."Esperamos volver a volar en otoño, pero la recuperación será muy lenta y hasta 2023 la demanda no encontrará su nuevo equilibrio. Decimos nuevo porque será inferior al registrado antes de coronavirus. Estamos trabajando en un plan de reestructuración para que Lufthansa salga de esta crisis más fuerte y significativamente más pequeña", asegura Carsten Spohr, consejero delegado de Lufthansa, en el discurso que prevé dar a sus accionistas el 5 de mayo. Los planes para "ser más pequeña" incluyen reducir la flota un 13% con la retirada de 100 aviones, reestructurar la red de rutas, centrándose en los principales aeropuertos y recortar la plantilla en unas 10.000 personas, principalmente tripulantes. "No podemos descartar el despido de personal por razones operativas ni recuperar el tamaño de la flota anterior a la crisis durante un período indefinido", reconoce Spohr, que negocia aplazamientos con Airbus y Boeing.La hoja de ruta de Lufthansa es muy similar a la que están siguiendo las grandes aerolíneas europeas, que en los últimos días también han ido presentado sus planes de ajuste ante la imposibilidad de mantener un tamaño que no van a poder rentabilizar en muchos años. Así, Ryanair, que se ha disputado con Lufthansa el título de la aerolínea más grande de Europa por tráfico de pasajeros, tiene previsto despedir a 3.000 tripulantes de cabina y pilotos y negociar una bajada salarial de hasta el20% a largo plazo para "garantizar la competitvidad de la compañía". La aerolínea de bajo coste también va a reducir el tamaño de la flota, formada por 450 aviones, y ya está negociando con Boeing retrasar hasta 24 meses las entregas de los nuevos aviones. La low cost que preside Michael O'Leary prevé volver a volar al 50% de su capacidad en julio y ha fijado abril de 2022 como la fecha en la que la demanda recuperará los niveles precoronavirus. Aunque reconoce que "tenemos por delante 12 meses muy difíciles", su previsión es de las más optimistas del sector, ya que IAG ha asegurado que "tardaremos años" en recuperar la demanda mientras que Norwegian se está reconstruyendo desde los pilares, eliminando de su hoja de ruta la idea de recuperar su tamaño anterior a la emergencia.Sin turistas extranjeros Y es que, a la incertidumbre que rodea el sector y su vuelta a los cielos, se suma que España ha decidido cerrar las fronteras hasta octubre, lo que implicará el primer verano sin turistas extranjeros desde antes de los años 60. Nuestro país, junto a Italia, es uno de los principales mercados de las aerolíneas europeas de corto y medio radio, puesto que es el destino de vacaciones favorito de ingleses, alemanes y holandeses. Ryanair es la primera aerolínea por tráfico de pasajeros en nuestro país, por lo que será difícil que pueda terminar el año con 100 millones de viajeros, tal y como estaba previsto. El holding que dirige Willie Walsh también está adaptando el tamaño de sus aerolíneas a un mercado distorsionado por el coronavirus, que tendrá una lenta recuperación. British Airways, la principal compañía de IAG, es la que va a llevar el recorte más profundo por volumen, ya que está negociando con los sindicatos el despido de 12.000 trabajadores (el 28% del total) y ajustes salariales para la plantilla, mientras que ha abierto la puerta a dejar de operar el Gatwick, lo que implica eliminar de su programación más de 1.154 vuelos diarios, que son los que operó en enero, antes de la pandemia. A su vez, Aer Lingus, otra firma de IAG, ha comunicado a los sindicatos su intención de recortar 900 empleos, el 20% de sus 4.500 trabajadores, ante el esperado descenso de la actividad y los problemas económicos que atraviesa. No hay que olvidar que, a diferencia de Lufthansa o Air Francia, IAG no está pidiendo ayudas. En España, Iberia y Vueling han negociando Ertes por causas productivas para poder ir recuperando a la plantilla poco a poco conforme se vaya iniciando la actividad. En este punto, el Gobierno baraja ampliar la vigencia de los recortes temporales por fuerza mayor más allá del estado de alarma. EasyJet, la otra gran low cost de Europa, fue de las primeras en anunciar un ajuste en su flota y planes de crecimiento, aunque no ha especificado si dichos acuerdos implicarán despidos, ya que su plantilla está sujeta al plan de empleo de Reino Unido. La compañía ha retrasado sine sie la recepción de 24 aviones nuevos y recorta un 22% la flota. La aerolínea de bajo coste noruega, que no ha logrado el respaldo de los bonistas para completar su plan de rescate, ha ido un paso más allá y ha presentado Nueva Norwegian, un compañía que tendrá 58 aviones menos que la actual, menos rutas, menos empleados y menos vuelos a América.