La Comisión Europea sugiere una tercera sanción contra el gigante informático para que abra Windows a sus rivalesbruselas. La Comisión Europea exigió ayer que Microsoft entregue toda la información técnica necesaria para permitir la interoperabilidad de su sistema Windows con otros programas informáticos antes del 23 de noviembre. Lo que es tanto como darle un ultimatum de 8 días. Si el grupo estadounidense persiste en su desacato, el ejecutivo comunitario recuerda que el pasado mes de julio ya decidió que por cada día de retraso, a contar a partir del 31 de julio, podría imponer una multa diaria de un máximo de 3 millones de euros.La cuenta es de parvulario, casi recuerda a las preguntas acertadas del concurso televisivo 1, 2, 3: entre el 31 de julio y el 23 de noviembre habrán pasado 115 días que, a 3 millones de euros, dan un total de 345 millones de euros. Aunque Bruselas se podría moderar y no ir hasta el tope de los tres millones por día. La multa de 345 millones de euros en el disparadero se sumaría a dos anteriores ya impuestas, y colocaría el listón por encima de los 1.000 millones de euros. Un lustro dura ya el pulso entre la Comisión Europea y Microsoft. El ejecutivo comunitario mira con lupa la manera de obligar al gigante informático a perder el dominio casi absoluto sobre los sistemas operativos de ordenador logrado gracias a Windows. En marzo de 2004, Bruselas acusó a la empresa de Bill Gates de abusar de su posición dominante y le impuso una multa de 497 millones de euros.Además le exigió que facilitase a sus rivales la información necesaria para que otros programas informáticos pudieran ser compatibles con el omnipresente Windows. Dicho de otra manera, le reclamó que desvelase el ADN de su sistema. Sin esta información, el resto de las empresas informáticas están virtualmente fuera del mercado del software mundial porque sus programas no se pueden integrar en el entorno Windows, el que hace funcionar a casi todos los ordenadores del planeta. Tras considerar que la información suministrada por Microsoft era insuficiente y demasiado complicada, es decir, inútil, en julio de 2006 Bruselas le impuso una segunda multa por desacato que en esta ocasión ascendió a 280,5 millones de euros. Y ayer lanzó la amenaza de la tercera. De momento, Microsoft ha depositado sendas garantías bancarias por valor de las dos primeras sanciones, en espera de que el Tribunal de Primera Instancia de la UE se pronuncie sobre los recursos en los que reclama la anulación de las decisiones de Bruselas. El dinero aún no ha llegado a las arcas de Bruselas, pero ya ha salido dolorosamente del bolsillo de Microsoft.