Dos de las grandes denominaciones de origen españolas -Rioja y Cava- están al borde de la escisión. En el primer caso, y por primera vez en sus casi cien años de historia, Rioja se enfrenta a una ruptura histórica, promovida por la Asociación de Bodegas de Rioja Alavesa (Abra) que ha impulsado la constitución de Viñedos de Álava. Tras su inscripcion en el BOE, se abre ahora un plazo de dos meses para que se puedan presentar alegaciones, tras lo cual la nueva denominación deberá ser aprobada por el Ministerio de Agricultura. Ayer, la asociación Bodegas Familiares de Rioja se mostró ya muy crítica al respecto, asegurando en un comunicado que "rechazamos el establecimiento de una nueva línea separatista en supuesto beneficio de unas pocas bodegas y en detrimento de la mayoría", mientras que el Consejo Regulador prepara la presentación de todos los recursos legales necesarios para evitar la división. En el sector, nadie sabe con exactitud cuántas bodegas podrían dejar la D. O. Rioja, aunque son muchos los que piensan que "más que una cuestión de vino o viñedo, se trata de un tema político, promovido por Bildu". Bodegas Familiares de Rioja lamenta, asimismo, que los promotores de la nueva denominación transmitan una supuesta imagen de calidad superior, cuando, una vez analizado el pliego de condiciones, no hay ningún motivo real diferencial sobre el de Rioja y ni tan siquiera se establece ninguna diferenciación de terruños o singularidades territoriales, más allá de trazar una nueva línea administrativa". De nada ha servido, así, que el Consejo Regulador de la D. O. C. Rioja se abriera a diferenciar los vinos por zonas geográficas y aprobara nuevas categorizaciones y su incorporación a las etiquetas, al incluir los vinos de zona y de municipio. El objetivo de una parte de la Asociación de Bodegas de Rioja Alavesa (Abra) de ampararse bajo una propia denominación, que surgió a finales de 2014, ha seguido adelante y ha marcado ahora su primer tanto. La publicación en el BOE solo marca el inicio del proceso, pero el hecho que la petición cumpla con los requisitos establecidos en el reglamento de la Unión Europea es ya de por sí un éxito.En otro de los territorios de referencia en el sector vitivinícola español también habrá ruptura. En este caso es en el Penedès, cuna del cava. Y es que la denominación de origen protegida (D. O. P.) Cava no ha conseguido convencer a la veintena de bodegas de la zona que han abandonado la D. O, común y quieren impulsar una nueva de espumosos del Penedès.Son 19 bodegas agrupadas bajo la marca Classic Penedès –escindida de la D. O. Cava en 2014 con cuatro miembros en aquel momento- y que producen unas 750.000 botellas anuales, y otras diez bodegas agrupadas como Corpinnat –marca nacida hace un año al margen de la D. O. Cava-, que producen unos 2,25 millones de botellas anuales e incluyen varias firmas premium de prestigio. Corpinnat y Classic Penedès están en negociaciones para lanzar una D. O. de espumosos del Penedès de calidad, de agricutura 100% ecológica, con predominio de variedades de uva autóctona, con materia prima de las propias bodegas –es decir, vinificación interna a partir de sus viñedos- y con largos tiempos de crianza. Desde ambas marcas han indicado a elEconomista que las negociaciones avanzan positivamente, si bien conseguir una nueva D. O. puede tardar "dos o tres años" una vez se cierre el acuerdo interno, dado que requiere autorizaciones de la Generalitat, el Estado y la Unión Europea.RenovaciónLa renovación impulsada por la D. O. Cava, que prevé presentarse en las próximas semanas, para intentar mantener unido al sector, no ha dado fruto. Se trata de novedades en el pliego de condiciones para formar parte de la Denominación que ponen en valor la viña, su origen, la sostenibilidad y las largas crianzas. Un portavoz de Classic Penedès ha explicado a elEconomista: "Si la D. O. Cava hubiese hecho eso hace siete años, a lo mejor no nos hubiésemos ido, aunque no estuviésemos de todo cómodos, pero ahora ya es tarde". Agrega que la D. O. Cava "no es buena opción para las pequeñas y medianas bodegas". porque no les permite diferenciarse.Desde Corpinnat, inciden que se vieron "obligados" a abandonar la D. O. Cava hace un año porque se vieron forzados a elegir entre ella y poder crear la marca Corpinnat, y no querían renunciar a esta nueva seña de identidad diferencial. El presidente de la D. O. Cava, Javier Pagés, no se da por vencido: "Nuetra ilusión es ir todos a una, porque cuando das un mensaje único se llega más lejos. Creo que existen argumentos para que se dé esta unión, y hay respeto y buena relación con las bodegas escindidas, pero falta concretarlo. No puedo poner plazos. ni confirmar si acabará pasando, pero se haría un gran bien al sector", explica.