Fundada en 1890, la Universidad de Chicago (EEUU) ha tenido a 92 premios Nobel, incluidos seis profesores actuales, y siempre aparece entre las universidades más importantes del mundo. La investigación en esta institución ha llevado a avances tan importantes como el descubrimiento del vínculo entre el cáncer y la genética o el establecimiento de teorías revolucionarias de la economía. La Escuela de Negocios (Chicago Booth) es, por su parte, la segunda más antigua de Estados Unidos. Ahora están abriéndose al mercado hispanohablante, pero también expandiendo sus conocimientos mediante la digitalización de su formación. Hasta ahora tenían un sistema de enseñanza tradicional. Ningún programa online o semipresencial. Conscientes de la necesidad de transformar la educación y de adaptarse a la digitalización de la economía, están apostando por nuevas metodologías y mercados. Los ejecutivos y organizaciones enfrentan actualmente diversos retos como la transformación digital y la Cuarta Revolución Industrial. ¿Cómo se percibe este contexto desde la Universidad de Chicago?Hasta hace algunos años, la ventaja competitiva entre individuos y organizaciones estaba fundamentada en una "economía del conocimiento", donde se posicionaba este factor como el activo más valioso para afrontar de forma exitosa estos y muchos otros retos. Sin embargo, esto ha evolucionado en la actualidad. La velocidad de cambio y desarrollo tecnológico a los que estamos expuestos afectan a diversas áreas, incluyendo el valor y utilidad permanente del conocimiento y competencias que tenemos para afrontarlos. Por esta razón, en la Universidad de Chicago creemos que nuestro mundo ha pasado de una "economía del conocimiento" hacia una "economía del aprendizaje", en la que precisamente este proceso, el aprendizaje, se posiciona como un eje fundamental para destacar y tener éxito en la actualidad. ¿Cómo afecta esta "economía del aprendizaje" a individuos, organizaciones y a la sociedad en general?Nuestra sociedad se enfrenta a retos como el cambio tecnológico exponencial, la transformación digital y la Cuarta Revolución Industrial. Todos ellos vienen acompañados de retos globales, como una población que se acerca a los 9.000 millones de personas a nivel mundial (la mitad de ella viviendo en pobreza), el cambio climático y otros aspectos nuevos y desconocidos para todos nosotros, como el reciente coronavirus que surgió en China hace un par de semanas. En este complicado contexto, las organizaciones se enfrentan además al reto de desarrollar y mantener el talento que requieren para afrontarlo. Tan solo en Estados Unidos, el tiempo promedio de trabajo de empleados que cuentan con un título universitario ha bajado a 5,2 años, mientras que otros países a nivel mundial presentan una tendencia similar.Todo esto es extremadamente complejo y dinámico. ¿Qué retos presenta para las organizaciones de España y las del mundo de habla hispana y cómo pueden afrontarlos?Las organizaciones deben ver al aprendizaje continuo como un factor clave en su cultura. En esta "economía del aprendizaje", los profesionales y ejecutivos debemos aprender de forma continua a lo largo de nuestras vidas, y eso debe estar en el ADN y la cultura de toda organización. Esta cultura es extremadamente importante. Tan importante, que diversos empleados eligen actualmente las organizaciones en las que desean trabajar basados en ella. Para afrontar estos retos, la cultura organizacional debe incluir el aprendizaje continuo como un eje fundamental. Empresas y corporaciones, en economías como las del mundo de habla hispana, deben prepararse para afrontar retos que a día de hoy desconocen, o que no saben que enfrentarán, desarrollando y fortaleciendo una cultura de aprendizaje continuo en todos sus colaboradores. Es decir, la agilidad de aprendizaje –learning agility en inglés– es una competencia clave en las organizaciones, incluyendo las del mundo de habla hispana.Para afrontar este contexto, las instituciones de educación superior deben jugar un papel crítico. ¿Cuál es la postura de la Universidad de Chicago ante esta situación?Desde su fundación, la Universidad de Chicago ha tenido precisamente en su misión el ayudar a las personas a forjar sus rutas de formación y aprendizaje continuo, por muy o poco convencionales que estas sean. Nuestra Universidad prepara a los estudiantes y profesionales para que aporten soluciones eficaces a los problemas que enfrentan individuos, organizaciones y nuestra sociedad, y esto lo logra aplicando su enfoque único en la educación, definido en inglés como The Chicago Approach to Education. Ahora están abriéndose al mercado hispanohablante con programas de valor en nuevos formatos. ¿Qué ha llevado a la Universidad de Chicago a expandirse a nuevos mercados?La creencia de que tenemos que difundir nuestro conocimiento y educación de la más alta calidad e impacto a otros países y geografías. El mejor talento debe tener acceso a la mejor educación del planeta, sin importar su actividad profesional, industria, sector o geografía en la que se encuentren. Utilizamos las tecnologías educativas no como un fin, sino como un medio para impactar en individuos y sus organizaciones, acercándoles los mejores profesores y educación del mundo. La Universidad de Chicago es una universidad global, en la que apoyamos, y desarrollamos, al mejor talento y las mejores mentes del mundo.