París saca adelante su maniobra para proteger a la belga del asalto que planeaba la italiana Enelbruselas. Zanjada una nueva batalla para evitar que Suez caiga en manos de la italiana Enel. La Comisión Europea aprobó ayer la fusión entre Gas de France y Suez, operación teledirigida desde el ejecutivo galo. Tanto y tan alto alardearon los italianos de Enel de su disposición a desembarcar en Suez, que por la boca murió el pez. París maniobró e interpuso a su gigante público Gas de France, que sobre la marcha ha debido ser privatizado.La maniobra se enmarca dentro de la oleada de patriotismo económico que empuja a los Gobiernos de la UE a inmiscuirse en el supuestamente libre mercado único para favorecer que sus grupos empresariales controlen los de otros países, o para impedir que sean engullidos por gigantes foráneos.Las empresas españolas se han visto a menudo implicadas en estos pulsos: Roma dinamitó el desembarco del BBVA, e intenta repetir con Abertis; mientras Madrid ha zancadilleado más allá de la legalidad comunitaria la oferta pública de adquisición del gigante alemán E.ON sobre Endesa. En el caso Enel-Suez-Gas de France, Italia llegó a denunciar a Francia por presunta manipulación de mercados. Pero la investigación de Bruselas no demostró prácticas ilegales.El visto bueno de Bruselas a la fusión llega después de constatar que no perjudicará la libre competencia ni en Reino Unido, ni en Luxemburgo, ni en Holanda ni en Hungría. La concentración sólo habría sido excesiva en Bélgica y la propia Francia. Para evitar que la Comisión Europea prohibiera la fusión, las empresas se han comprometido a vender varias de sus filiales: Distrigaz, SPE y Fluxys.