Por ahora se ha evitado la guerra entre EEUU e Irán y los expertos esperan que las tensiones se vayan disipando, lo que les lleva a pensar en estabilidad o incluso caídas para el crudoCuando un inversor compra petróleo, o un activo relacionado con la materia prima como acciones de empresas del sector, debe tener claro que su cartera estará más expuesta a la geopolítica y que algunas de las decisiones que toman las grandes potencias mundiales sobre el tablero ganarán peso en su estrategia. La historia reciente lo demuestra: en las últimas décadas, Oriente Medio, la mayor región del planeta en producción de uno de los recursos energéticos que más mueven el mundo, ha sido un foco de inestabilidad geopolítica, por los conflictos que se han desarrollado en su terreno. Las guerras del Golfo, la de Siria, las tensiones entre los dos grandes bloques del Islam, representadas por Arabia Saudí e Irán, y el choque entre este último y EEUU son algunos ejemplos que han generado volatilidad en los precios en los últimos tiempos, y reflejan el riesgo que asume el inversor en petróleo.El ejemplo más reciente se ha visto esta semana, cuando los tambores de guerra entre Estados Unidos e Irán han movido los cimientos de los mercados durante algunos días, dejando episodios de fuerte volatilidad, especialmente en el oro negro, que el miércoles llegó a subir un 5% en la jornada, para terminar cayendo un 4,1%, moviéndose al son de las interpretaciones políticas de los mensajes que han lanzado los principales responsables del conflicto.Después de un año en el que el crudo subió un 22,7%, y las grandes petroleras integradas que recoge el índice MSCI lo hicieron un 9% de media, ahora, con las tensiones enfriándose poco a poco, los expertos han dado sus previsiones para el futuro de los precios del recurso energético y estas se resumen en una idea central: si el conflicto no escala y no se cierra el Estrecho de Ormuz (por donde pasa un 20% del suministro mundial de crudo), y eso es lo más probable, el petróleo no tiene mucho recorrido alcista. El interés de Irán y de EEUU por evitar una guerra y el impacto en la demanda que tendría un avance de los precios, son los principales argumentos de los expertos para defender su estimación de que el crudo no irá mucho más arriba."Las últimas acciones y reacciones muestran que los dos oponentes, EEUU e Irán, están alejándose de una escalada militar por el miedo a los costes económicos potenciales", explican desde Julius Baer, lo que les lleva a "mantener la perspectiva neutral para el petróleo y esperamos que los precios caigan hasta final de año", explican. También destacan el impacto de los precios en la demanda de crudo: "Por encima de 70 dólares, la demanda de muchas economías emergentes sufrirá; por encima de 80 dólares la demanda del mundo desarrollado empezará a caer. En niveles superiores, la economía mundial empezaría a frenarse", destacan desde el banco suizo.Juan Carlos Higueras, profesor del EAE Business School, cree que "salvo que hubiese algo muy grave, el precio del petróleo se mantendrá entre los 63 y 68 dólares en los próximos meses, con pequeñas oscilaciones por ese tipo de sucesos". Para él, una confrontación militar grave "no parece probable", y destaca cómo en la ecuación también hay que considerar "la capacidad de aumentar la producción de los países de la OPEP". Esta misma semana, algunos miembros destacados del cártel han señalado su capacidad y disposición a actuar para estabilizar el mercado si fuese necesario.Hay quien cree, incluso, que los últimos acontecimientos pueden terminar siendo bajistas a largo plazo para el crudo. Desde Citi avisan del riesgo de que el Brent llegue a superar los 70 dólares a corto plazo, impulsado por el conflicto en la región, pero destacan cómo "pueden haber factores bajistas más adelante, por la posibilidad de que Irán y EEUU negocien un nuevo acuerdo", destacan. Actualmente, y por las sanciones económicas del país americano a Irán, este último ha visto cómo su producción se deterioraba, desde los 3,8 millones de barriles diarios que estaban generando en noviembre, hasta los 2 millones al cierre de 2019. Si las dos potencias negocian, el resultado podría ser más crudo iraní en el mercado, algo bajista para los precios. "Si la tormenta se disipa, podría resultar en 1,8 millones de barriles más de petróleo en el mercado", explican desde el banco estadounidense.