Las críticas que ha recibido el sistema universitario español no han impedido que se destaquen los puntos positivos del mismo en el último Informe de la Fundación Conocimiento y Desarrollo, presidida por Ana Botín, que puso de manifiesto que, a pesar de que se necesitan más recursos y una reforma legal de la universidad, el 90% de las instituciones públicas de educación españolas se encuentra en el rango del 5% de las mejores del mundo. Esta investigación describe y analiza la situación de la universidad actual, y según sus datos, la mayoría de indicadores todavía no ha alcanzado los resultados obtenidos en los últimos años de expansión, que se corresponden con los años 2006-2007. Este informe incide especialmente en la responsabilidad que tienen, no solo las universidades, sino que también las empresas, los empleadores y el gobierno para poder establecer las acciones que permitan mejorar la empleabilidad de los jóvenes graduados universitarios, con el objetivo de conseguir más empleo en mejores condiciones. De esta forma, entrarán en el mercado laboral profesionales con las competencias y habilidades requeridas. Se ha reafirmado el sentimiento generalizado de la necesidad de una reforma educativa que se afronte con firmeza y de manera prioritaria con el fin de que la universidad gane autonomía, mejore su gobernanza, eleve su presupuesto y pueda asumir los retos que se le presenta. Según el presidente de la CRUE, José Carlos Gómez Villamandos: "La universidad española es vertebradora, porque gracias al crecimiento y expansión territorial que ha experimentado nuestro sistema universitario, cualquier joven español tiene, dentro de un radio de unos 50 kilómetros de su casa, una universidad que está entre las 1.000 mejores del mundo", manifestó. Más oferta privadaEntre las principales conclusiones del estudio, se destaca que el curso 2017/2018 ha sido el sexto consecutivo con variaciones anuales negativas en el número de matriculados en Grado, mientras que el de máster oficial ha aumentado. Por su parte, la oferta universitaria se ha incrementado ligeramente en los centros privados. En este sentido, las 83 universidades activas en España ofrecen un total de 8.526 titulaciones oficiales. En cuanto a la formación online, las instituciones educativas a distancia representaron prácticamente un 15% de los matriculados y un 24% de los estudiantes de máster. El papel del profesorado es uno de los más significantes en el correcto desarrollo y evaluación de las universidades españolas. El personal docente e investigador ha aumentado un 2,1%, llegando a los 122.910 empleados. La principal característica que se destaca en el informe en este campo es su elevada edad media, lo que indica que en la próxima década se jubilarán unos 20.000 profesionales de la enseñanza. Gasto en I+DLa inversión en I+D es uno de los focos que no solo afecta a universidades, sino también a las empresas nacionales. En cuanto a su gasto en la educación superior española, se percibe un aumento del 4,4% en el año 2017 respecto al anterior. Esta subida ha sido acompañada por el incremento en los últimos tres años del número de empleados en actividades de investigación y desarrollo. De hecho, por primera vez en siete años se recupera la financiación de la I+D universitaria por parte de las empresas. No obstante, esta inversión continúa siendo insuficiente, lo que hace que las universdiades españolas obtengan un menor reconocimiento y se alejen algo más del prestigio que tienen otros centros mundiales.En esta investigación se incorpora, además, una monografía sobre la empleabilidad de los graduados universitarios. No obstante, la oferta de titulados es superior a la demanda de empleo cualificado y el desempleo se sitúa en el 8,4%, más del doble que la media de la Unión Europea. Tasa de paroLa tasa de paro entre los jóvenes de 25 a 29 años es del 6%, pero son muchas las empresas que tienen dificultades para cubrir puestos de trabajo de cualificaciones específicas. Es por ello fundamental la colaboración y transferencia de conocimiento universidad-empresa, para poder apoyar la educación superior. Una de las mejores formas de conseguirlo es fomentar iniciativas como la formación universitaria dual, doctorados industriales o incrementar la permeabilidad entre ciclos formativos de grado superiores.