Cristina Sánchez fue nombrada hace uas semanas directora ejecutiva de la Red Española del Pacto Mundial, iniciativa en la que lleva trabajando desde hace 12 años, para promover la sostenibilidad corporativa en nuestro país dentro del marco de Naciones Unidas.Acaba de asumir la dirección ejecutiva de la Red Española del Pacto Mundial, ¿qué supone este nombramiento?Lo primero ha sido un orgullo y también un reconocimiento al compromiso personal que tengo por el proyecto. Creo realmente en el papel que tiene el sector privado en hacer las cosas mejores y en conseguir un mundo mejor para todos. Aunque suene a cliché, es eso, la importancia de aterrizar estos grandes objetivos a nivel local es una oportunidad, es un proyecto muy bonito el del pacto mundial y creo que está tomando mucha fuerza. Y para mí, es el reconocimiento hacia el trabajo bien hecho durante estos años. ¿Qué objetivos se marca en esta nueva etapa?La iniciativa tiene en España 15 años, y a nivel internacional cumple 20 años ahora en enero de 2020. Estamos en una fase de transición a una iniciativa más coordinada a nivel global. La sostenibilidad ha madurado mucho en el sector empresarial en estos 15 años y las compañías van necesitando otro tipo de apoyo, otro tipo de herramientas, por lo que uno de los retos es personalizar la propuesta de ayuda y acompañamiento que hacemos a las empresas. Y, por otro lado, dar ese salto a la esfera internacional. ¿Las empresas de qué área geográfica están liderando en sostenibilidad? ¿Cómo se sitúa España?Las empresas españolas que están apostando por la sostenibidad están muy bien, pero esto no es generalista, no todo el tejido empresarial ni España ni en otros países entienden la sostenibilidad como una oportunidad y también como una obligación por su parte. No me atrevería a decir qué región está mejor o peor, pero las empresas europeas, también porque la Unión Europea les exige avanzar en áreas como energías limpias, información no financiera, etc., demuestran un compromiso más sólido y unas estrategias empresariales más vinculadas a la sostenibilidad. Pero eso no quita para que haya empresas líderes y muy punteras en otras áreas geográficas.Es un debate eterno, ¿si no se obliga por legislación, no hay una apuesta empresarial por la sostenibilidad?Sí que se apuesta, hay muchas empresas que ya están preparadas. Nosotros defendemos que hay que adelantarse en ciertas áreas, en las que tarde o temprano se va a empezar a legislar. Para cierto tipo de sectores empresariales, la legislación puede ser un acicate o hacerles avanzar más rápidamente. Pero legislar en estas áreas es complejo, porque no se hace igual en todos los países del mundo y ahora mismo los negocios son globales. Si no se legisla en todo el mundo, se generan dos velocidades y vuelves otra vez a la voluntariedad de las empresas. ¿La antigüedad de las empresas es un factor que influye en la apuesta por la sostenibilidad?No hemos estudiado este aspecto.Se está hablando mucho ahora de las startups y es verdad que son pequeñas empresas que suelen apostar ya por temas de accesibilidad, de energías limpias, de impacto medioambiental, de igualdad de género, etcétera, aunque todavía hay muchos retos, pero sí es cierto que tienen una mayor sensibilidad. Volvemos a lo mismo, ha habido grandes empresas que llevan años trabajando en sostenibilidad y que están haciendo cosas muy potentes. ¿Y el tamaño? Cuando hablamos de dobles velocidades, el tamaño de las empresas sí que es uno de los factores que influye. Los mayores compromisos que se están consiguiendo para avanzar de una manera más rápida se han dado en las grandes empresas. Ahora bien, en el Pacto Mundial tenemos más de un 60 por ciento de pequeñas y medianas empresas y no nos cansaremos de trabajar hacia las pymes. ¿Tiene que haber esa personalización de la apuesta por la sostenibilidad?Totalmente. De hecho, nuestra última publicación se llama liderazgo empresarial, de la teoría a la acción, porque hemos visto un estancamiento en los últimos cuatro años en la implementación de la Agenda 2030 y la consecución de los objetivos, no solamente en España, sino también a nivel global. Vemos que las empresas acogieron la Agenda 2030 de una manera muy activa y abierta, pero si analizamos cómo está aterrizando dentro de las compañías, no se está haciendo con la rapidez que se debería.En cuanto a los ODS, ¿en cuáles se está avanzando más?En España, temas de energía o de igualdad de género son dos áreas que están calando mucho en el sector empresarial, porque está calando también en la sociedad y en los reguladores. Hay algunas veces que las empresas avanzan más rápido que los gobiernos, y hay otras veces que hay que achucharlas. En 2030, ¿qué nivel de consecución de los Objetivos de Desarrollo Sostenible se habrá logrado?Todas las previsiones dicen que no vamos a conseguir implementar la Agenda 2030. Sería muy inocente y muy naif decir que aún estamos a tiempo de cumplirlo todo. Ni siquiera España tiene todavía un listado de indicadores consensuado y fuentes para saber la consecución de los objetivos. Para no deprimirnos, hay que mirar a largo plazo y ver que sí que se están haciendo avances.