Con una amplia trayectoria en comunicación política y económica, la periodista Carmen Mateo fundó hace 25 años la consultora de comunicación Cariotipo, una de las pocas agencias que hablan y ejercen las actividades de lobby desde un punto de vista profesional. La compañía está especializada en sectores regulados, especialmente el sanitario.¿Qué es realmente el 'lobby' desde el punto de vista profesional?El lobby facilita la participación de la sociedad civil en la toma de decisiones pública. Distintas organizaciones internacionales, como la OCDE o Transparencia Internacional, ven esta actividad profesional como un elemento positivo y fundamental para el funcionamiento de los sistemas democráticos. Los decisores públicos no siempre disponen de los datos actualizados a la hora de legislar sobre un tema concreto. Nuestro trabajo consiste en aportar los datos necesarios a las personas indicadas, en el formato y momento más adecuado. Por tanto, la actividad de representación de intereses o lobby se centra en la defensa de intereses legítimos, ante los distintos ámbitos de la toma de decisiones pública.¿Por qué no hay apenas empresas o consultoras en España que digan abiertamente que hacen 'lobby'?El lobby, entendido como una actividad profesional, se está ejerciendo en España desde hace pocos años. Otros países de nuestro entorno, especialmente los anglosajones, tienen una fuerte tradición lobista. En España siempre se ha ejercido influencia sobre los decisores políticos del momento, pero de una manera poco profesional y sin mucha transparencia. En los últimos años, el lobby se ha transformado en una actividad profesionalizada y sofisticada, basada en la ética y en la transparencia, con una metodología rigurosa. La palabra 'lobby' sigue teniendo un estigma negativo en España. ¿En Europa y Estados Unidos está más normalizado?Lo que tiene mala imagen, y debe tenerla, son las prácticas dudosas y la falta de ética y transparencia. En Cariotipo ejercemos una actividad perfectamente legítima, basada en la lealtad institucional, confianza mutua y transparencia. El hecho de que la palabra lobby se normalice en España es cuestión de tiempo. Nosotros apostamos por la normalización de la actividad, tal y como se hace en las instituciones europeas y en la mayoría de los países occidentales. ¿Se pueden casar los intereses de un cliente, con los de una institución y la mayoría de los ciudadanos?Vivimos en una sociedad plural donde hay grupos minoritarios que tienen derecho a ser escuchados, aunque su posición no esté de moda. Una de las complejidades de esta actividad es hacer ver cómo el interés de un grupo específico se traduce en un impacto para el resto de la sociedad. Voy a poner un ejemplo: ¿afecta a la mayoría de los ciudadanos que se cure una enfermedad rara? No, afecta a muy pocos. ¿Es importante pelear por los derechos de estos pacientes? Yo creo que sí. Como este caso, tan evidente para la sanidad, hay otros más complejos de conjugar en prácticamente cualquier sector. Suelen afectar a sectores muy regulados y con poca visibilidad, pero son imprescindibles para la continuidad de una actividad en concreto.¿Cuál cree que ha sido uno de sus mayores logros en este campo... si se puede contar?El mayor logro ha sido precisamente presentarnos como una consultora de lobby, ganarnos la confianza y el respeto de las Administraciones Públicas y de nuestros clientes. Esto nos ha llevado a poder trabajar con éxito en modificaciones a distintas leyes, entre ellas, Presupuestos Generales del Estado, impulso de planes estratégicos y decisiones de calado en los distintos ministerios y por el propio Consejo de Ministros.Su empresa, además, es consultora en el sector farmacéutico, que lucha desde siempre por mejorar su imagen. ¿Cuál es el primer consejo que le da a sus clientes en este sentido?Es cierto que el ámbito en el que somos líderes es el farmacéutico, aunque trabajamos con igual importancia en otros sectores regulados. El farmacéutico se basa en la investigación y, por tanto, cuenta con un tremendo dinamismo en todas sus áreas. Además, es un campo en el que la Administración Pública regula, fija el precio y compra. Esto hace que la industria desarrolle su actividad en un marco de complejidad extrema. La razón de ser de las farmacéuticas es curar enfermedades o aliviar el dolor, esto tiene una carga social y humana inmensa y hace que cualquier hecho adquiera una sensibilidad enorme en la opinión pública. La sugerencia que le damos a todos nuestros clientes, sean del sector que sean, es que tanto el lobby como la comunicación debe tener un enfoque estratégico, a largo plazo. Para lograrlo, trabajar la confianza es algo fundamental.¿Qué le falta a España para tener un sector farmacéutico de peso, con grandes compañías, como por ejemplo las que hay en Francia, Alemania o Reino Unido?El problema de la empresa española, en general, es el tamaño y lógicamente esto no resulta una excepción en el sector farmacéutico. Las principales agrupaciones empresariales de nuestro país llevan años abogando por políticas a largo plazo, que fomenten su crecimiento. También existen iniciativas desde la sociedad civil que apoyan esta visión. Por otra parte, España no dispone todavía de un ecosistema de I+D+i que genere conocimiento tan potente como para competir con otros países y al mismo tiempo atraer a inversores.