El nuevo dueño cumple tres años al frente con las ventas en picado y un equipo directivo a la fugaEl fondo PHI Industrial cumple este mes de enero tres años al timón de Lladró, y la empresa, lejos de haber enderezado su rumbo, parece más a la deriva que nunca. La sociedad inversora tomó en 2017 la reconocida fabricante de figuras de porcelana con el difícil reto de remontar una tendencia a la baja que se produce desde hace más de una década, pero todas las facetas de la crisis que motivó su venta han seguido empeorando desde entonces.En este periodo se ha agravado el desplome en las ventas de la mercantil hasta el punto de requerir nuevos despidos en una plantilla que ya recibió ajustada. También se ha producido la marcha de todo el equipo directivo que llegó para reflotar la firma y, además, ha continuado el declive de su producto estrella (la porcelana decorativa) sin que los nuevos dueños hayan dado con una alternativa esperanzadora. Todo ello, unido a un escenario de mayor tensión para la propiedad (que ya no es una familia que se echa las pérdidas a la espalda, sino un fondo que acaba de hacer un desembolso millonario para acometer la compra) dibuja un pobre balance y un oscuro horizonte para la histórica industria valenciana.La salud de la empresa en el mercado es una de las principales preocupaciones. El detalle de sus ventas siempre ha sido un misterio, puesto que Lladró es un complejo entramado empresarial con sociedades en varios países del mundo que impide compendiar sus cifras con exactitud, y la enseña, tanto en la era de la familia como en la de PHI, no airea anualmente sus resultados. De los alrededor de 60 millones de euros en los que, según fuentes empresariales consultadas por elEconomista, se movía la facturación en la última etapa de la familia, las cuentas consolidadas de Lladró SA -la mayor de sus sociedades- tan solo reflejaban en 2016 un volumen de 49 millones de euros, que pasó a 48,7 millones en 2017. Ocurre además que las de 2018, contra lo que marca la normativa mercantil, no aparecen todavía depositadas en el registro.Preguntadas al respecto, fuentes oficiales de Lladró rehusaron tanto a precisar datos sobre la marcha de la compañía como a realizar ningún tipo de comentario sobre el balance de los tres primeros años de PHI, ni mediante conversación ni en respuesta a un detallado cuestionario remitido por este medio a propuesta de la propia empresa. No obstante, sí existen datos públicos que dan una idea sobre el escenario en el que se encuentra. El más claro es el laboral.Los fundadores, como medida previa a la venta, acometieron en la industria el durísimo ERE que llevaba años evitando. Se fueron 268 personas, el 38 por ciento de una plantilla de alrededor de 700 trabajadoras -el grueso son mujeres-. PHI, por tanto, compró la compañía con una plantilla de alrededor de 430 personas. Pero el recorte se quedó corto antes de que el fondo cumpliera 20 meses al frente de Lladró. En septiembre de 2018, y con el argumento de que las ventas habían caído un 9 por ciento en el primer semestre, los nuevos propietarios aprobaron un nuevo Erte, la manida fórmula que utilizaba la familia para evitar despidos. Redujeron en un 35 por ciento la jornada laboral.Pero todavía irían a peor. En mayo de 2019 aplicaron un nuevo ERE en la empresa que supuso la salida de 76 empleadas. La vuelta de los despidos hizo saltar todas las alarmas porque, además de llegar en medio de un Erte, se producían tan solo tres años después del gran expediente de la familia. En ese corto periodo de tiempo la plantilla se quedaba en alrededor de 350 personas, aproximadamente la mitad de la que tuvo en 2016.Fichajes de renombreEn paralelo, Lladró ha sufrido una profunda crisis de dirección. En su intención de reflotar la compañía PHI Industrial acometió fichajes de renombre, pero todas las grandes incorporaciones se han marchado. La fuga más sonada fue la del efímero CEO, Manuel Ehrensperger (con trayectoria en Pronovias), que duró al frente de la firma tan solo 12 días del mes de julio de 2017. Desde entonces ocupa el puesto Ana Rodríguez, directiva de PHI y mujer de Jordi Bricio -socio director del fondo propietario junto a Alexander Wit-.En enero de 2018 se marchó la directora de marketing Laure Pelloux de forma repentina. La dirigente, que había pasado por Adolfo Domínguez, duró un total de nueve meses. Por su parte, el director comercial Daniel Talens, que llegó con experiencia en Hermès, hizo lo propio en junio tras siete meses.En 2019 han sido otras dos las marchas. La primera se produjo el pasado mes de mayo. Fue la del director creativo Pierre Favresse, que llegó a la empresa procedente de Hábitat. Diecisiete meses después dejó Lladró para firmar por L'Oreal. Y tres meses después de esta salida tuvo lugar también la del director general, Domingo Barrachina, en este caso cesado, según dijo Lladró.