Dennis Muilenburg dimite tras retrasarse por enésima vez la vuelta a los cielos del modelo y suspender su fabricaciónLa crisis del 737 MAX se ha cobrado la cabeza del consejero delegado de Boeing, Dennis Muilenburg, unos nueve meses después de que la agencia de seguridad de EEUU (la FAA por sus siglas en inglés) ordenara dejar en tierra el modelo por problemas de seguridad. El fabricante norteamericano ha anunciado así el cambio en su cúpula con el objetivo de impulsar la vuelta a los cielos de su icónico modelo, que supone el 80 por ciento de su cartera de pedidos comerciales. "La Junta Directiva decidió que era necesario un cambio en el liderazgo para restaurar la confianza en el avance de la Compañía a medida que trabaja para reparar las relaciones con los reguladores, los clientes y todas las demás partes interesadas.", explica la compañía en un comunicado.Tras la dimisión de Muilenburg, Boeing ha nombrado como sustituto a David Calhoun, directo ejecutivo hasta la fecha, que tomará posesión de su cargo como presidente y consejero delegado el próximo 18 de enero, después de que concluya sus compromisos fuera de la firma. El directo financiero, Greg Smith, ocupará el cargo de consejero delegado de forma interina hasta la fecha ya que la salida de Muilenburg es "inmediata". La crisis del 737 MAX ha ido sacando a la luz una serie de fallos de control y de formación en el fabricante que han llevado al Congreso de los EEUU y al FBI a investigar a la compañía y su estrecha relación con la FAA. Tras el primer accidente del modelo, la firma norteamericana detectó una serie de problemas en el sortware del avión y mandó un memorándum para que las compañías actualizaran los aviones y los pilotos tuvieran una formación extra. Poco después hubo otro accidente por el mismo problema. Y es que, tal y como desveló este diario, los sindicatos de los pilotos de medio mundo reconocen que nunca recibieron formación ni sabían que existía el sistema MCAS, que se encarga de reequilibrar el avión en el despegue, y que puede fallar. Los problemas con ese sistema están detrás de los accidentes ya que los pilotos no sabían que tenían que desconectarlo cuando fallaba para recuperar el control de la aeronave.Boeing esperaba que la aeronave pudiera volver a los cielos a mediados de este año pero la agencia de seguridad de EEUU no tiene tanta prisa por devolver al MAX el certificado de seguridad. Así, el fabricante ya reconoce que hay incertidumbre sobre el momento en el que volverá a volar por lo que ha decidido suspenden la fabricación del modelo, del que ya tienen entre 400 y 500 unidades almacenadas. La firma de EEUU asegura que apuesta por centrarse en entregar bien los que ya tiene.