La renta variable de los países emergentes ofrece una expectativa de rentabilidad superior a la de los mercados desarrollados, en torno al 9 por ciento para la próxima década, e incluso en renta fija las perspectivas de la deuda soberana son mejores. Los países asiáticos, liderados por China, están transformando sus economías y ahora están más orientadas hacia el consumo internoEl adjetivo emergente sigue acompañando a estos mercados como un recordatorio de su capacidad de acercamiento a los estándares de los llamados países desarrollados. Pero esta muleta puede hacer olvidar que se trata de un conjunto de países muy heterogéneos en el que el ruido de las noticias diarias (Turquía, México, Argentina...) puede asustar a los inversores a la hora de acercarse a ellos. De hecho, los mercados emergentes se han situado como una de las áreas geográficas donde casi todas las firmas de inversión recomiendan tener exposición para el próximo año. En la última presentación de Schroders en Londres, Charles Prideaux, director global de invesiones de la gestora, mostró un gráfico que deja en evidencia la necesidad de tener en cuenta a estos países de una forma clara. En la última década, han ofrecido una rentabilidad media del 8,2 por ciento, solo 260 puntos básicos menos que la renta variable europea en el mismo período. Pero lo más interesante es observar las proyecciones de revalorización que ofrecen para los próximos diez años, donde se sitúan como los mercados con mayor potencial, al ofrecer una expectativa de rentabilidad del 9 por ciento, muy por encima del 6 por ciento de la renta variable de Estados Unidos o el 4 por ciento de la europea. Este interés por los mercados emergentes no se limita solo a los inversores con un perfil más arriesgado, sino que los ahorradores más conservadores también deberían comenzar a mirar a estos países con atención, dada la escasa o nula rentabilidad que pueden esperar de los activos tradicionales de renta fija en los mercados desarrollados. Según Schroders, para la próxima década, la expectativa de la deuda gubernamental de los mercados emergentes será del 5,7 por ciento, frente al 0,2 por ciento de la eurozona, el 0,8 de Reino Unido o el 1,9 de Estados Unidos. Asuntos como la lucha por la supremacía tecnológica entre el gigante norteamericano y China o la llegada de gobiernos con tintes populistas ante la fuerte desigualdad social en los países latinoamericanos marcarán la agenda de los mercados emergentes durante los próximos lustros y elevarán la volatilidad, pero no tener exposición a estos países, que muchos analistas ya recomiendan situar entre el 10 y el 15 por ciento, puede suponer perder una parte importante de rentabilidad en las carteras, sobre todo en un entorno donde el crecimiento económico global flaquea.Una buena forma de acercarse a los mercados emergentes es a través de fondos globales, lo que permite diluir el riesgo de un determinado país, y en clases cubiertas en euros. En lo que va de año, los fondos de renta fija emergente ofrecen de media un 13,25 por ciento de rentabilidad (un 5,92 por ciento de revalorización anualizada a 5 años), según datos de Morningstar Direct con fecha a 13 diciembre, mientras que los fondos de renta variable emergente proporcionan casi un 20 por ciento de rentabilidad media en 2019 (6,71 por ciento anualizado a 5 años), con productos que llegan a superar el 25 por ciento. Viento a favorLos mercados emergentes se han beneficiado tradicionalmente de los ciclos de las materias primas y de unas economías orientadas a la exportación. Pero, al igual que ha hecho China en los últimos años, muchos de estos países, sobre todo los asiáticos, están intentando ser menos dependientes del exterior, lo que les ha permitido crear una clase media estable. Cuentan, además, con los vientos a favor de la posibilidad de que el acuerdo comercial entre Estados Unidos y China finalmente vea la luz, y con una política monetaria por parte de la Reserva Federal en la que no se prevén subidas de tipos de interés. Este sesgo hacia un mercado más doméstico ha permitido que sus economías ya no dependan tanto de las fluctuaciones de sus divisas y que empresas de consumo, al igual que aquellas con un componente de innovación tecnológica, se hayan convertido en los catalizadores de sus mercados."Los retornos de los mercados emergentes están ahora más influidos por los fundamentales de las compañías que por los vaivenes de las divisas locales. Algunos países como Argentina o Turquía todavía sufren crisis por sus divisas, pero ya no es un problema que afecte a todos estos mercados en su conjunto", aseguran en Franklin Templeton."Las compañías de servicios como las tecnológicas han crecido más rápido que las de productos manufacturados. De hecho, una parte importante del valor de éstos procede ahora del valor añadido que proporcionan las compañías de servicios integrados en su fabricación, lo que reduce su percepción como mercados de mano de obra barata", explican en Candriam.Estos factores hacen que, simplemente por valoraciones, gigantes del mundo de la inversión como BlackRock recomienden sobreponderar los mercados emergentes en las carteras de cara al próximo año, considerando que cuentan con el apoyo monetario de sus bancos centrales para mantener el crecimiento.