MADRID. ¿Fuma usted marcas de tabaco barato? Pues sepa que desde ahora va a tener que rascarse un poco más el bolsillo. El Gobierno está dispuesto a impedir que España siga siendo el gran estanco de Europa y que los extranjeros sigan viniendo aquí a comprar los cigarrillos más baratos del continente. El Consejo de Ministros aprobó ayer un decreto por el que eleva el impuesto mínimo por cada mil cigarrillos de 55 a 70 euros. Esto supone que las marcas que se vendan por debajo de 2,17 euros, costarán a partir de ahora un 8,2 por ciento más. Marcas como Pall Mall, JPS o Coronas, que se estaban vendiendo hasta ahora a 1,95 euros pasarán a costar 2,11 euros. O eso, o las tabacaleras tendrán que reducir sus márgenes y asumir las pérdidas.Con esta medida, el Gobierno pretende desincentivar el consumo de un producto nocivo para la salud. Pero al margen de la salud de los consumidores, los grandes beneficiados son Philip Morris y Altadis, que llevaban varios meses reclamando al Gobierno una subida de los impuestos mínimos para acabar con la guerra de precios. La tabacalera norteamericana, propietaria de marcas como Marlboro, L&M y Chesterfield, ha contratado en calidad de consultor a Pedro Pérez, antiguo secretario de Estado de Economía con Carlos Solchaga y presidente de Tabacalera entre 1993 y 1996, para intentar convencer al Gobierno de la necesidad de subir los impuestos mínimos.En el sector, sin embargo, no todos piensan igual. British American Tobacco (BAT), la dueña de Lucky Strike y Pall Mall, se oponía, a nuevas subidas, y sostiene que "una subida del impuesto mínimo distorsionaría la competencia". Su principal aliado en esta batalla ha sido Imperial Tobacco, que ha sido con la marca JPS, una de las más activas en la batalla del tabaco barato. De momento, el Gobierno está logrando los objetivos de la ley antitabaco. En septiembre de 2006 se han vendido un 17 por ciento menos de cajetillas, y en lo que va de año han caído un 5 por ciento.