Sólo quedan dos días para que concluya el Salón Nautico de Barcelona y ha resultado muy difícil abarcarlo todo en las jornadas. En los 110.000 cuadros de supeficie expositiva, repartidos entre el pabellón seco de la Gran Vía de la Fira y los muelles del Port Vell, se puede ver mucho más que las habituales embarcaciones de vela y motor. El nuevo certamen BCN Dive -abierto hasta el 7 de diciembre- muestra las novedades del mundo submarino, que al fin dispone de un foro adecuado en España. En el Fun Beach se concentran los expositores de surf, windsurf y sus derivados. El espacio Marina Tradicional aglutina a los defensores de los medios marinos y fluviales. Innovar recoge los últimos logros en el diseño de embarcaciones. Y tampoco falta la pesca, en cuyo pabellón se puede probar, por ejemplo, un simulador de una silla de combate. Como para ahogarse entre tanta oferta: a Barcelona han acudido un total de 630 expositores procedentes de 32 países, un 5 por ciento más que el año pasado. No obstante, las embarcaciones del puerto o las varadas en los pabellones son las que siguen acaparando mayor atención, y en el Salón Naútico se exponen algo más de 2.000, lo que da una clara idea de lo que se estila ahora en alta mar. Así, en las embarcaciones a vela es apreciable la tendencia hacia las esloras medias. Tanto las empresas de alquiler como las nuevas necesidades del mercado han impulsado a los armadores a diseñar modelos más gobernables y económicos que requieran una tripulación reducida; más de las tres cuartas partes de los que pueden verse en Barcelona tienen entre 11 y 13 metros de eslora. En el boyante sector de los barcos a motor se observa, en conjunto, la inclinación a cuidar especialmente los diseños exteriores más que las verdaderas innovaciones técnicas. En este punto, sin embargo, es necesario citar la novedosa aparición en diversos modelos de las hélices tipo avión, modificando su emplazamiento tradicional en la parte trasera de los barcos. Este es el caso de los motores Volvo con el sistema IPS, que además de aumentar el rendimiento reducen el consumo hasta un 30 por cierto. Por otro lado, en este segmento, al contrario que en los veleros, se confirma el ligero aumento en el tamaño de las embar- caciones. Asimismo, el salón confirma el buen momento de la electrónica náutica con un importante abanico de novedades que van desde los económicos GPS portátiles hasta las herramientas de navegación más sofisticadas de casas como B&G. El denominador común es, en todos los casos, la cada vez mayor disponibilidad de información para los tripulantes y la comercialización de instrumentos más fáciles de manejar, compatibles y precisos. La cita en Barcelona demuestra que el sector náutico va abandonando su etiqueta de actividad minorita: ya mueve en España cerca de 1.000 millones de euros sumando producción nacional e importación. El censo de embarcaciones deportivas en nuestro país se cifró el año pasado en 186.136 unidades, un aumento del 7 por ciento con respecto al año anterior. Y la cita indiscutible es Barcelona, donde, como ha señalado el presidente del salón, Enric Puig, un 75 por ciento de las ventas que se producen en el sector se gesta aquí.