El Banco de Inglaterra rebaja dos décimas la previsión de crecimiento para 2019La economía británica está enviando un claro mensaje a Boris Johnson. Si desde el primer momento han sido las empresas las que le han recalcado al premier que no quieren oír ni hablar de la posibilidad de abandonar la UE sin un acuerdo, ahora es también el propio Banco de Inglaterra el que alerta por primera vez de los riesgos que entraña una salida no negociada.El conservador ha intentado aclarar el panorama asegurando que el país abandonará sí o sí la Unión Europea el próximo 31 de octubre, pero eso solo ha satisfecho a los partidarios más acérrimos del Brexit. Los mercados han reaccionado con nerviosismo ante la incertidumbre de no saber en qué condiciones van a poder negociar en el Reino Unido dentro de apenas tres meses, lo que ha paralizado la inversión extranjera y devaluado la libra.La divisa esterlina ha alcanzado los niveles más bajos respecto al dólar de los últimos dos años y medio, situándose en 1,21$, y también respecto al euro, llegando a niveles que no se veían desde el verano de 2017. La situación para la libra puede ser peor si se terminan confirmando los pronósticos del gobernador del Banco de Inglaterra, Mark Carney, que esta misma semana ha asegurado que una salida sin acuerdo conduciría a un empeoramiento de la situación económica, una subida de precios y un debilitamiento aún mayor de la moneda.Incluso en el mejor de los casos, que sería con un entendimiento entre Londres y Bruselas, la institución británica augura un 2019 y 2020 complicados. Este mismo año ya ha comenzado la desaceleración de su economía, especialmente a raíz de la dimisión de Theresa May y el inicio de la carrera por el liderazgo torie, lo que ha llevado a rebajar las expectativas de crecimiento del 1,5 esperado en mayo al 1,3 por ciento actual. Cuando se publique el informe del tercer trimestre, las expectativas podrían ser incluso peores teniendo en cuenta el "atrincheramiento de las incertidumbres motivadas por el Brexit" que se está produciendo durante el verano.Además, el organismo liderado por Carney asegura que incluso logrando ese acuerdo que ahora mismo parece imposible, el Reino Unido tiene una posibilidad entre tres de entrar en recesión a partir de principios de 2020, lo que ha obligado a rebajar también las previsiones de crecimiento para entonces del 1,6 al 1,3 por ciento. De hecho las propias predicciones del Gobierno apuntan a que el crecimiento durante los próximos 15 años será un 9,3 por ciento menor si la salida se produce de forma desordenada.La decisión por el momento ha sido la de mantener los tipos de interés al 0,75 por ciento, e incluso se ha asegurado que ni siquiera en el peor de los casos se reducirían de forma inmediata.A pesar de todas las advertencias que han llegado tanto desde el sector público como desde el privado, Johnson ha ganado las elecciones internas del partido conservador con un mensaje abierto al no deal, por lo que todo dependerá de las negociaciones durante los tres próximos meses. La pelota no solo estará en el tejado de la UE en cualquier caso, sino que también los parlamentarios británicos tienen la posibilidad de agitar la coctelera de Westminster sacando adelante una moción de censura en los primeros días de septiembre y convocando unas elecciones generales.Mientras tanto, el nuevo ministro de Finanzas, Sajid Javid, asegura que el país tiene el suficiente músculo económico como para soportar el impacto de unos primeros años de acoplamiento, y ya ha destinado, a pesar de las críticas, otros 2.300 millones de euros de euros más al presupuesto de preparación para la salida sin acuerdo, juntando en total una cifra que supera los 6.500 millones de euros.Las reglas de la OMCEste nuevo presupuesto se destinará a "acelerar los preparativos para las fronteras, apoyar empresas para que estén preparadas ese momento y asegurarse de que existe una cantidad suficiente de medicinas de uso intensivo", según el Tesoro.El hecho de llegar a un entendimiento con Bruselas implica no solo sentar las bases para la relación futura, ahorrando años de negociaciones durante los que ambas partes saldrían perjudicadas, sino que también acaba con el periodo de transición hasta el 1 de enero de 2021 que se había negociado con Theresa May. Esto obligará también a que el Reino Unido y la UE tengan que tratar según las normas de la Organización Mundial del Comercio, lo que gravará las exportaciones hacia el continente en más de 6.700 millones de euros al año, según cálculos de The Guardian, e incrementará el coste de las importaciones elevando el precio de la vida.