La inquietud ha cundido en las cinco plantas españolas que el grupo japonés Nissan tiene repartidas en Barcelona, Ávila y Cantabria, después de que el fabricante japonés anunciase ayer que prevé aumentar de 4.800 a 10.000 empleos los que piensa amortizar a nivel mundial, la mayoría de ellos fuera de Japón, en los próximos años. La situación de las factorías del grupo en España es cuando menos delicada, especialmente la de Ávila que sufrió hace unos años una profunda reconversión, al dejar de fabricar camiones para dedicarse a montar piezas. Pero también en las instalaciones de Barcelona donde montan modelos comerciales como la pick up Navara, los comerciales NV200 y el camión ligero NT400 y que han aprobado un recorte de 600 empleos a través de prejubilaciones. Fuentes sindicales de la planta catalana explicaron ayer a Efe que han recibido "con sorpresa" la decisión del grupo y acudirán a una reunión mañana jueves con la dirección de la planta con el objetivo de exigir explicaciones a la dirección en España y abordar el futuro de la fábrica de Barcelona, que actualmente funciona al 30 por ciento de su capacidad.