El negocio genera actualmente 15.000 puestos de trabajoArnoldo de la Rocha ejemplifica el sueño mexicano. El fundador de Pollo Feliz es un hombre de condición humilde que nació y creció en la sierra Tarahumara de Chihuahua. Hace 43 años inició un modesto negocio de pollos asados al carbón en un local de la calle de Chihuahua, en la Colonia Roma de la Ciudad de México, con una inversión de solo 18.000 pesos y tras haber trabajado de todo, desde cargador hasta camionero.Ahora, Pollo Feliz da empleo a 15.000 mexicanos en todo el país en sus más de 800 sucursales.Basta escucharlo para entender el nombre del negocio. "Todo el mundo quiere ser feliz", afirma al inicio de una presentación llevada a cabo hace algunas semanas.Su conferencia se titula El sueño mexicano en alusión al "sueño americano" para los que creen que solo se puede lograr el éxito del otro lado de la frontera norte.La historia de su vida demuestra lo contrario, pues en la región en donde nació no hay oportunidades para la población, sobre todo para los indígenas, más que dedicarse al campo. Llegó a la Ciudad de México de joven y se puso a trabajar en lo que encontró, porque no tenía estudios.Hace énfasis en que para salir adelante hay que dejar de victimizarse. Destaca que México necesita generar un millón y medio de empleos, y recuerda que en los mejores años se crearon hasta 800.000 nuevos trabajos."Hay que darle la vuelta a todo; necesitamos que las empresas trasciendan para dar empleo a jóvenes y evitar así que se vayan a la delincuencia", advierte."No hay nada más motivante que el éxito, pero el éxito es consecuencia. Hay que ser objetivos, tener coraje y responsabilidad", afirma.Para cerrar su presentación, lanza una pregunta específica para los malos tiempos: "¿Si hay crisis nos levantamos en armas? No, hay que levantarse más temprano a trabajar".