Empresas Centenarias

El Consorci, de depósito franco a propulsor de la economía de Barcelona

  • Cumple un siglo como agencia de promoción económica de la ciudad condal
Sede de El Consorci de la Zona Franca. <i>Foto: Archivo</i>.

Javier Villanueva

La evolución del Consorci de la Zona Franca de Barcelona podría estudiarse como caso de éxito en cualquier escuela de negocios. Desde los años sesenta hasta finales de los ochenta del pasado siglo, el impulso que dio al polígono industrial -su gran eje de actividad en ese momento- lo convirtió en una de las áreas industriales más activas de Europa. Ya a principios del siglo XX las entidades económicas de Barcelona reclamaban la constitución de una zona comercial franca o neutral, como entonces se denominaba.

La acción política estuvo acompañada de una campaña de sensibilización de la opinión pública tanto en España en general como en Cataluña, etapa que culminó con la asamblea económica celebrada en el Salón de Ciento de las Casas consistoriales de Barcelona el 10 de octubre de 1915. Este acto, previo a una manifestación popular, contó con numerosas adhesiones de 499 poblaciones catalanas y 488 entidades patronales, obreras, gremios, cooperativas y asociaciones culturales.

Después de estas campañas de movilización, el Gobierno finalmente emitió el Real Decreto de 24 de octubre de 1916, en el que se autorizaba la concesión de un depósito comercial en Barcelona otorgado a un consorcio, constituido por el Ayuntamiento de la ciudad, el Gobierno Central y los presidentes o delegados de las siguientes corporaciones: Fomento del Trabajo Nacional, Junta de Obras del puerto, Instituto agrícola Catalán de San Isidro, Cámaras oficiales de Navegación Comercio e Industria, y un representante de las asociaciones obreras especialmente dedicadas a servicios marítimos.

El 2 de noviembre de 1917 el Ministerio daba la real orden por la que se aprobaba el proyecto de estatuto presentado por el Ayuntamiento de Barcelona y el Minsiterio de Hacienda para el funcionamiento de dicho organismo. Se establecía que se designara a partir de ese momento con el nombre de Depósito Franco, en vez de depósito comercial como señalaba el real decreto de 24 de octubre de 1916.

El momento adecuado

El momento de la creación de esta entidad fue particularmente adecuado, pues a raíz de la Primera Guerra Mundial los principales puertos francos de Europa, como Génova o Hamburgo, estaban implicados en la guerra; y países neutrales como Cuba influyeron en España para que se crearan puertos francos. La administración de este depósito franco se adjudicó al Consorcio de la Zona Franca, que se creó en aquel momento. Y el depósito comercial franco se instaló provisionalmente en locales del muelle de Bosch y Alsina y de los almacenes generales del comercio, ubicados unos en el puerto y otros en la avenida de Icaria, todos en locales que pertenecían a las Juntas de Obras del Puerto.

Todo esto se hacía esperando la instalación definitiva en la zona al suroeste de Montjuic. Para ello, Barcelona amplió su término municipal con terrenos que había pertenecido a L´Hospitalet y al Prat de Llobregat. En 1920 estos terrenos fueron declarados expropiables; y desde entonces la zona entre Montjuic y el Llobregat y la vía del tren a Vilanova serían declaradas de utilidad pública para construir el puerto franco.

A partir de 1927, y continuando una política de expropiaciones y de explotación de terrenos de dominio público, se intensificó la explotación del depósito franco. Los orígenes del CZFB como incentivador de la industrialización, en general, y del sector de la automoción, en particular, se remontan a ese año 1927, en que se firmó un contrato con Ford, según el cual Barcelona se convirtió en su centro distribuidor en los países mediterráneos.

En la década de los cuarenta, de nuevo el sector del automóvil dinamizará el CZFB, dando origen a la segunda industrialización del área de Barcelona. La confluencia de la voluntad del Gobierno español para promover una fábrica de automóviles en España y, por otro, el interés de la empresa italiana Fiat para poder fabricar sus coches en Barcelona, se materializaron, tras diversas negociaciones, en la constitución el 9 de mayo de 1950 de la Sociedad Española de Automóviles de Turismo (Seat). En los años posteriores, esta empresa se convirtió en uno de los ejes principales para el desarrollo económico del país y la modernización industrial.

Con este objetivo, en 1965 se desafectaron los terrenos anteriormente destinados al proyecto de Puerto Franco y se los afectó para la instalación de un polígono industrial. Asimismo, se autorizó al Consorci para arrendar las parcelas resultantes para usos industriales. Seguidamente, se inició la urbanización de los terrenos del Delta del Llobregat, en una doble vertiente de Polígono Industrial y de Zona Franca que ha perdurado hasta nuestros días.

El gran impulso

Desde los años sesenta hasta finales de los ochenta, el Polígono Industrial se convirtió en el gran eje de actividad del CZFB. El impulso que el CZFB le ha ido proporcionando ha facilitado que el Polígono se haya convertido en una de las áreas industriales más activas de Europa. El avance en la urbanización del Polígono Industrial atrajo ya a finales de la década de los sesenta a diversas empresas que se localizaron en las parcelas en arrendamiento del Polígono. Así, por ejemplo, además de la Seat, cuya presencia era anterior a su creación, se instalaron otras empresas como Motor Ibérica SA, también dedicada al sector de la automoción, Bayer y Mercabarna, por mencionar solo algunas de las empresas que se instalaron.

Los últimos 25 años del siglo XX el Consorci ha consolidado el polígono y diversificado sus actividades para convertirse en una agencia pública de promoción económica que actúa tanto en la promoción de suelo industrial, de suelo urbano y como promotor de ferias como el Salón Internacional de la Logística y de la Manutención y el Barcelona Meeting Point. Con la entrada de España a la Comunidad Económica Europea en 1986, reorientó sus actividades de Zona Franca Aduanera hacia las que considera prioritarias, la administración de la Zona Franca, la gestión del polígono industrial, la promoción de infraestructuras industriales, la urbanización del Parc Tecnològic del Vallès y la creación de una agencia de desarrollo para atraer inversiones extranjeras. Así, con la Generalitat de Cataluña promocionó el Parc Tecnològic del Vallès, que fue el primer parque tecnológico de España especializado en empresas de nuevas tecnologías.

La promoción fuera de Barcelona de los polígonos de Terrassa, Granollers-Montmeló, Vilafranca o Mollet responden a esta política. Como innovación, destaca la creación de nuevos polígonos fuera del ámbito provincial barcelonés, de modo que el Consorci se convirtió no solo en motor del área barcelonesa, sino en propulsor de Cataluña, al crear un área industrial en Constantí de 300 hectáreas.

Promotor y pionero urbano

También con visión urbanística de futuro, el Consorci compró las instalaciones de la antigua Hispano Olivetti en la plaza de las Glòries de Barcelona, donde confluyen la Gran Via y la Diagonal, y empezó a promover el primer gran centro comercial y de negocios de Barcelona, en una zona edificada de 250.000 metros cuadrados.

El Consorci dio el primer paso para urbanizar los 500 metros iniciales de la extensión de la Avenida Diagonal hacia el Mar. En los años 80 y dentro de la reurbanización olímpica, la avenida Diagonal se prolongó hasta la fachada marítima y se puso en marcha el distrito tecnológico Barcelona 22@, dedicada a la economía digital y las TIC. Destaca en este distrito su icónico edificio MEDIA-TIC, el singular edificio cúbico promovido por el Consorci, obra del arquitecto Enric Ruiz-Geli, que acoge el cibernarium de la ciudad y numerosas empresas tecnológicas, siendo sede también del GSM Mobile.

El CZFB también se abrió a invertir en el campo universitario y de las nuevas tecnologías para dar un impulso a la economía del conocimiento. Así, en 1992 se construyó el primer edificio NEXUS para la Universitat Politècnica de Catalunya, situado en el campus norte. Con ello, el Consorci abrió una nueva línea de actividad destinada a favorecer el desarrollo de la investigación en los centros universitarios y ampliar su relación con las empresas y la transferencia tecnológica.

Ante el éxito de la iniciativa, concretada en el edificio NEXUS I del arquitecto Lluís Nadal, en 2002 se construyó el edificio NEXUS II, obra de Ricardo Bofill y situado en la misma zona del campus de la Universitat Politècnica de Barcelona. En la línea de impulso a la economía del conocimiento, el Consorci ha contribuido decisivamente la construcción del emblemático Parc de Recerca Biomèdica de Barcelona, destinado a ser un motor de la investigación en medicina.

Una actuación urbanística destacada es la del barrio de las Antiguas Casernas de Sant Andreu. El proyecto engloba dos fincas del antiguo cuartel, con un total de 107.450 metros cuadrados El objetivo es desarrollar un nuevo espacio para la ciudad de aproximadamente 11 hectáreas, que englobará diferentes equipamientos para el barrio, zonas verdes, nuevas viales y diversos tipos de viviendas.

En el otro extremo de la ciudad tenemos el barrio de La Marina, cuya importancia urbanística es creciente dada la inminente llegada de la línea 10 de metro al área. Conocida como La Marina del Prat Vermell, colindante con el paseo de la Zona Franca, allí donde la zona industrial se torna plenamente urbana con la construcción de vivienda libre y protegida, equipamientos y zonas verdes. Con el impulso de este plan se organizarán 750.000 metros cuadrados, el equivalente a más de 40 manzanas del Eixample de Barcelona.