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Javier de Juana: "La ropa es una importante herramienta de trabajo"

  • "El sector está dominado por la mano de obra china"
Foto: archivo


Es hijo, nieto y bisnieto de modistos, así que Javier de Juana, presidente del Club de Sastres de España siempre tuvo claro cuál sería su profesión. No corren buenos tiempos para un negocio en el que el conjunto de chaqueta y pantalón fácilmente alcanza los 1.200 euros de precio de venta al público. 

De Juana explica que es hora de reciclarse, y así lo ha hecho: en su taller ofrece la posibilidad de elaborar trajes online, tomando las medidas a través de su web.

¿Sastrería e Internet casan bien?

Internet es una actividad complementaria de la alta sastrería artesanal. A través de la web, el cliente puede facilitarnos sus medidas, y además he desarrollado un sistema que permite, mediante una fotografía, conocer su configuración: saber hasta qué punto es cargado de espaldas, si mantiene una postura erguida...

El cliente de este tipo de costura ¿no prefiere ir en persona al taller?

El comprador que viene al taller no es el mismo que encarga un traje por Internet. Son perfiles distintos. Con este proyecto no pretendemos sustiutir la alta sastrería, sino abrir el mercado a jóvenes ejecutivos que utilizan mucho la web.

Son tiempos duros para casi todos los oficios. ¿También para el suyo?

No tengo datos concretos, pero puedo decirle que la actividad sartorial está sufriendo dos inclemencias: por un lado, la falta de mano obra, que escasea porque esta es una profesión que lleva muchos años aprender, y los jóvenes de hoy quieren obtener beneficios en muy poco tiempo. Es un mercado que ahora mismo está dominado por la mano de obra china y, en general, por trabajadores que carecen de conocimientos avanzados. Y por otro lado está la crisis, que ha hecho caer el consumo.

Lleva toda la vida dedicado a la sastrería. ¿Cuáles son los principales cambios que ha vivido el sector?

En primer lugar, la llegada del prêt-à-porter [prendas producidas en serie] supuso un shock importante para los profesionales que nos dedicábamos a hacer sólo trajes a medida. También ha cambiado la forma de vestir. El público ya no busca presentarse con la deferencia con que lo hacía antes.

¿Así que vestimos peor?

Muchas veces se ignora que la ropa no es un símbolo de estatus sino un lenguaje. La imagen es una herramienta de trabajo eficacísima que puede levantar barreras o tender puentes. Una persona tarda entre cuatro y seis segundos en formarse un prejuicio acerca de su interlocutor a través de su imagen, y esa primera impresión condicionará la relación que ambos mantengan. La imagen impacta a nivel subliminal.

¿A quién le gustaría hacer un cambio de 'look'?

[Se ríe] No querría concretar, pero está claro que la política española necesita un reciclaje estilístico.