Emprendedores: consejos para encontrar al inversor ideal
elEconomista.es
El porcentaje de startups que fracasa es muy elevado. Una de las razones que provocan que este tipo de empresas se malogren, sobre todo en España, es la falta de financiación para poder desarrollar su proyecto.
"Algunos emprendedores tratan de conseguir financiación a toda costa, y suelen contactar con inversores que no encajan ni con su proyecto ni con el perfil necesario para desarrollar su empresa, lo que provoca una terrible pérdida de tiempo que puede llevar a su desaparición", explican desde la consultoría Ad&Law.
La firma recomienda empezar un proyecto recurriendo a pequeños inversores, entre los que se encuentran las 3F (Family, Friends and Fools), gente del entorno del emprendedor dispuesto a invertir pequeñas cantidades iniciales en la empresa. La ventaja principal de este tipo de financiación es que los intereses serán casi nulos y tendrán capital suficiente para desarrollar la idea de negocio y llegar a la prueba de concepto. Además, recuerda la firma, "nadie va a invertir en tu empresa si tú no lo has hecho antes, o si al menos no has convencido a tu gente más cercana para que lo haga".
Otra opción para conseguir capital inicial es recurrir al equity crowdfunding, plataformas de economía colaborativa en las que las startups exponen sus proyectos y los pequeños inversores, normalmente liderados por un inversor de referencia o 'Lead Investor', eligen en cuál de ellas quieren depositar su capital. Uno de los problemas de este sistema es que "los inversores prefieren invertir en las startups más seguras, por lo que hay que vender correctamente el proyecto", señalan desde la firma.
Además, al encontrarse en una fase prematura, se corre el riesgo de que la idea sea copiada por otras personas o empresas con capital suficiente para desarrollar rápidamente la idea. Aunque si registras la idea y sabes venderla bien obtendrás un capital inicial adecuado para continuar el proyecto.
Los business angels pueden aportar una inversión que ronda los 50.000 euros de media. Invierten por pasión en la mayoría de los casos, pero también quieren rentabilizar su participación. De hecho, la mayoría busca beneficios de al menos el 30% sobre el capital invertido.
Aceleradoras
Las aceleradoras deben tenerse en cuenta una vez el proyecto esté asentado, ya que permiten obtener mayor capital (hasta 200.000 euros) y perfeccionar el modelo de negocio, sobre todo a través de servicios de asesoramiento y formación.
Pero este método también tiene sus inconvenientes, ya que antes de accedera una aceleradora el emprendedor debe asegurarse de que el programa tiene sentido con el proyecto que quiere desarrollar, para no perder tiempo y dinero. Además, las aceleradoras suelen obligrar a la firma de contratos muy estrictos con cláusulas que deben ser valoradas convenientemente.
Instrumentos públicos
Los emprendedores también pueden obtener capital de instrumentos públicos como los fondos Enisa, CDTI y otros organismos regionales, que además de no aparecer en la CIRBE, el registro público de referencia para los bancos y entidades de crédito, permiten que éstos mantengan el control de la empresa y las participaciones accionariales. Por contra, estos préstamos suelen exigir cierto grado de coinversión y nivel de actividad, además de que los plazos de concesión suelen ser muy amplios. Las sociedades de garantía recíproca como Avalmadrid o Iberaval mejoran estos plazos, pero exigen avales personales.
Los inversores profesionales permiten a las startups crecer y expandirse ya que gestionan habitualmente millones de euros, por lo que sólo se debe recurrir a ellos cuando el proyecto esté desarrollado y haya tenido relativo éxito. En estos casos, los emprendedores pueden buscar apoyo en las Family Office, empresas con un equipo de gestores que invierten el patrimonio de ciertos particulares y familias. No obstante, estos inversores sólo destinan el 10% del capital a inversiones de riesgo, por lo que es complicado conseguir su apoyo. Además, se trata de préstamos con muchos requisitos, exigen grandes rentabilidades por sus participaciones y establecen altos mecanismos de control y supervisión, lo que supone menos independencia para la startup, algo a tener en cuenta antes de solicitar este tipo de inversión.
Otros inversores profesionales en fases avanzadas son los fondos de Venture Capital. Estas empresas dedicadas al capital riesgo inyectan grandes sumas de capital a las startups pero imponen muchas condiciones. Por un lado, exigen presencia en el consejo de administración y en la toma de decisiones estratégicas de la empresa. Y además, demandan una rentabilidad mínima del 30% del capital invertido y reclaman altos resultados a corto y a medio plazo ya que su permanencia es corta y temporal, con el objetivo de vender sus participaciones a otro fondo o empresa. Muchas grandes empresas están creando también fondos a través de los que invertir en startups. Su principal ventaja en principio es que pueden aportar negocio, pero evidentemente la startup pasará a formar parte ya de un gran grupo por lo que su independencia en el mercado pasará a ser mucho más reducida.